Durante el Congreso Internacional de la Alianza Global Contra la Trata de Mujeres (GAATW) en Bangkok, Tailandia, Andrea Querol, presidenta de CHS Alternativo, presentó un panorama alarmante sobre la situación de América Latina en materia de trata de personas, migración y criminalidad organizada. Señaló que la trata de personas se ha convertido en una fuente de ingresos para los grupos criminales, que ven en los migrantes una población ideal para explotar.
La experta citó un informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que indica que América es la región más violenta del mundo en términos de tasas de homicidio, con 15 asesinatos por cada 100 000 habitantes. Este contexto de violencia, según Querol, está siendo aprovechado por la criminalidad organizada para lucrar con la vulnerabilidad de mujeres, niñas y adolescentes, tanto migrantes como locales.
La internacionalización de la explotación
«Los grupos del crimen organizado, aprovechando su control sobre los territorios, las economías ilegales y su conocimiento de las rutas clandestinas, están ampliando sus actividades ilícitas a la trata de personas. Hemos pasado de un modelo predominantemente interno del delito a una mayor internacionalización de la explotación, especialmente de las mujeres migrantes», afirmó Querol.
La presidenta de CHS Alternativo señaló que las respuestas estatales a esta problemática han sido inconsistentes, centrándose en el control fronterizo y la seguridad interna. Esta estrategia, según la experta, ha resultado en la culpabilización de los extranjeros, dejándolos sin la protección adecuada y exponiéndolos a la criminalidad.
La situación afecta especialmente a los migrantes venezolanos, que representan la mayor población de refugiados en la región. Ante la falta de oportunidades e información, estos migrantes son víctimas de redes de tráfico de migrantes, trata de personas y explotación sexual y laboral.
Impunidad y desafíos en la lucha contra la trata
Querol destacó que el 70% de las víctimas identificadas de trata de personas son mujeres, niñas y adolescentes, siendo la explotación sexual la principal finalidad. Por otro lado, los hombres y los niños tienen más probabilidades de ser víctimas de trabajo forzoso.
«En todos los casos la impunidad sigue siendo una barrera importante frente a esta problemática, pues permite que estas prácticas continúen sin consecuencias para los explotadores, mientras que las víctimas siguen sufriendo las peores formas de violencia y explotación», manifestó la experta.
La presidenta de CHS Alternativo resaltó el trabajo de la cooperación y las redes internacionales y globales.Sin embargo, señaló que las políticas públicas y los marcos regulatorios de la región enfrentan desafíos importantes para ampliar la definición de trata de personas e incluir los contextos actuales. Querol hizo hincapié en la necesidad de asignar mayores presupuestos para enfrentar y abordar este delito, subrayando la importancia de una respuesta coordinada y efectiva frente a esta compleja problemática.