El café peruano ha visto una pérdida significativa en su competitividad en el mercado internacional debido a la falta de implementación del Plan Nacional de Acción del Café, aprobado en 2019, que contemplaba la renovación de los cafetales envejecidos y afectados por la roya amarilla. Este plan, que tenía como objetivo mejorar la productividad del sector, no ha sido ejecutado por los sucesivos gobiernos, lo que ha tenido consecuencias negativas tanto en la producción interna como en las exportaciones del grano.
Perú pierde terreno frente a otros países productores
Delky Gutiérrez, presidente de la Junta Nacional del Café (JNC), explicó que en la última década Perú ha sido superado por países que antes estaban por debajo en la oferta mundial, como México, Honduras y Uganda. Estos países lograron un avance significativo gracias a sus políticas de inversión pública en el sector cafetalero. Según Gutiérrez, de haberse implementado el Plan de Acción del Café, las exportaciones peruanas de café en 2025 podrían haber alcanzado los 2000 millones de dólares y 7 millones de quintales.
A comparación de 2011, cuando Perú representaba el 3.73% del mercado mundial con una producción de 5.5 millones de sacos, en 2024 su participación cayó al 2.25%, con una producción de 3.99 millones de sacos, lo que refleja el estancamiento del sector en los últimos años.

Impacto en los productores nacionales
El descenso en la competitividad global ha afectado especialmente a los pequeños productores de café. Según Gutiérrez, el 70% del parque cafetalero peruano tiene más de 15 años de antigüedad, lo que ha derivado en una baja productividad. En 2024, la productividad promedio por hectárea fue de solo 631 kg, muy por debajo de los 1,200 kg necesarios para que el cultivo sea rentable. Esto ha impedido que los caficultores aprovechen los buenos precios internacionales de los últimos años.
El Plan Nacional de Acción del Café, que había sido diseñado para renovar 100 000 hectáreas de cafetales, nunca fue implementado adecuadamente. La propuesta había sido elaborada en 2017 y 2018, pero la falta de voluntad política de las autoridades ha impedido su ejecución.
Proyecciones para 2025 y desafíos adicionales
A pesar de los desafíos derivados de factores como el cambio climático y la escasez de mano de obra, el presidente de la JNC indicó que se espera un aumento del 6% en la cosecha de 2025, alcanzando las 255 000 toneladas, lo que equivale a 4.25 millones de sacos. Este incremento, aunque leve, se atribuye a inversiones realizadas en fertilización.
Además, Gutiérrez mencionó que las cooperativas cafetaleras han tenido que asumir mayores costos operativos para cumplir con las normativas de georreferenciación de las fincas, una exigencia para exportar a Europa. “El 80% de las cooperativas están listas para cumplir con estas normativas a partir de octubre,” afirmó, destacando el esfuerzo del sector a pesar de la falta de apoyo estatal.


