En el marco de la ExpoAmazónica 2025, el foro «Potencialidades Territoriales, Bioeconomía, Agrobiodiversidad y Servicios Ecosistémicos en San Martín» se convirtió en una plataforma para el debate sobre el futuro de la Amazonía. Líderes regionales, científicos y gremios empresariales coincidieron en que el desarrollo económico sostenible de la selva depende de dos factores clave: mayor autonomía regional y la integración de la ciencia en la política pública.
El encuentro, organizado por Rainforest Alliance y el Gobierno Regional de San Martín (GORESAM), demostró que la Amazonía ya no puede ser vista sólo como un espacio de extracción, sino como una fuente de bionegocios y servicios ecosistémicos de alto valor.
La urgencia de la planificación territorial
Olguita Celis, vicegobernadora regional, y Doménica Berru Chávez, de la Dirección de Gestión Territorial del GORESAM, subrayaron que la planificación es el punto de partida. San Martín, con casi el 80% de su territorio destinado a la conservación, necesita herramientas como la Zonificación Ecológica Económica (ZEE) actualizada para ordenar su crecimiento.
La vicegobernadora advirtió que la región está siendo «vencida por lo ilegal», con presiones de invasión y deforestación que superan la capacidad de control. El reto, según Berru Chávez, es que el GORESAM está trabajando en una cartografía detallada que cruza información vital: la ubicación de los 1733 centros poblados, la distribución de chacras agro biodiversas (clave para la seguridad alimentaria) y la red de servicios ecosistémicos que son la base de todo el desarrollo.

El valor de la conservación y la bioeconomía
El foro presentó argumentos sólidos sobre el valor económico de la conservación. Gustavo Montoya, jefe del Parque Nacional Cordillera Azul (PNCAZ), destacó el modelo de gestión participativa del parque, que se autofinancia en más del 95% a través de mecanismos como los bonos de carbono. Este enfoque, que busca «conservar con la gente y para la gente», permite a las comunidades indígenas desarrollar productos competitivos con alto valor cultural.
Montoya enfatizó que el PNCAZ no solo protege la biodiversidad, sino que asegura servicios ecosistémicos vitales, incluyendo el suministro de energía eléctrica para más del 20% del Perú a través de las centrales hidroeléctricas.
El jefe del parque subrayó la importancia de darle valor a lo que las comunidades producen. A través de la firma de acuerdos de conservación y el trabajo en conjunto, el PNCAZ impulsa la competitividad de los productos nativos, ayudando a las comunidades a visibilizar su cultura, su etnia y sus productos en mercados especializados. Montoya puso como ejemplo los bolsos elaborados por la comunidad nativa Yamino, con iconografía que representa sus valores y su cultura.
La defensa del territorio y la gobernanza compartida
El PNCAZ no está exento de amenazas. Montoya alertó sobre la tala ilegal, la invasión y la usurpación de territorios que ponen en riesgo la seguridad jurídica de estos espacios, afectando el futuro de las nuevas generaciones.
Para hacer frente a estas presiones, la solución, según Montoya, es la gobernanza compartida. Es fundamental que la toma de decisiones incluya a todos los sectores del Estado y, sobre todo, a la sociedad civil organizada y a las comunidades indígenas.

El mensaje final fue contundente: la conservación no es solo una preocupación ecológica, sino una estrategia de desarrollo humano. Para el PNCAZ, el objetivo es ganarle al extractor y al invasor a través de la tecnología de respuesta temprana y la participación comunitaria, asegurando que los beneficios de la naturaleza se traduzcan en salud, bienestar e igualdad para todos los peruanos.
La bióloga Doménica Berru complementó este punto con datos reveladores:
- Agrobiodiversidad y anemia: A pesar del gran potencial de las chacras familiares(más de 50 mil hectáreas en Lamas), hay provincias como San Martín que reportan alta incidencia de anemia infantil. Esto, según Berru, evidencia una desconexión entre la producción de alimentos y la nutrición, demandando una articulación más efectiva entre agricultura, salud y gobiernos locales.
- Recursos Hídricos: La identificación y protección de ecosistemas clave como los bofedales y pantanos de palmeras es urgente. Sin proteger estas «venas de agua» que son las nacientes de los ríos, el futuro de la agricultura, el turismo y el transporte se pone en riesgo.
El espíritu del encuentro fue un llamado a la acción política. Los participantes concluyeron que la única manera de avanzar es logrando que los documentos de gestión, como la ZEE, tengan un carácter vinculante y que las políticas públicas se actualicen en programas presupuestales concretos, para que la inversión se dirija a la prevención y a la promoción de economías saludables en la Amazonía.


