La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) inició un taller de panificación dirigido a 15 representantes de asociaciones productivas del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). La actividad tiene como objetivo fortalecer habilidades técnicas y generar nuevas oportunidades económicas sostenibles en esta zona del país.
La capacitación se desarrolla durante cinco días en el Centro Experimental de Panificación de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. En este espacio, los participantes, procedentes de las zonas norte, centro y sur del Vraem, perfeccionan técnicas en la elaboración de productos como panetones, panes dulces y salados, pasteles y tortas, cumpliendo con estándares comerciales que les permitan acceder a nuevos mercados.
Formación como parte del desarrollo alternativo
Esta intervención forma parte de la actividad de asociatividad que ejecuta Devida en el marco de la Política Nacional contra las Drogas al 2030. Esta política promueve el desarrollo productivo y la generación de empleo como parte de una estrategia integral orientada a ofrecer alternativas legales y sostenibles a las comunidades del valle.

El enfoque de la capacitación busca fortalecer las capacidades de las asociaciones, fomentar el emprendimiento local y promover la diversificación de la economía en una región con alta presencia de cultivos ilícitos.
Participación activa de organizaciones locales
Entre las participantes se encuentra Miriam Utos Ledesma, socia del Club de Madres San Antonio de Luricocha (Ayacucho), quien destacó el impacto positivo de la iniciativa: “Con este módulo de panificación que recibimos, venimos elaborando panes con insumos locales como el trigo. Ahora, con esta capacitación, vamos a diversificar nuestra oferta para obtener mayores ingresos para nuestra asociación”, señaló.
Antecedentes de la intervención
Según información de Devida, en los últimos años se han entregado diez módulos de panificación en siete distritos de las regiones de Ayacucho, Cusco y Junín. Estas acciones han beneficiado a decenas de familias, especialmente jóvenes y mujeres, quienes han encontrado en la panificación una alternativa económica legal y sostenible.


