Desde el 28 de diciembre, el litoral norte del Perú ha sido golpeado por intensos oleajes anómalos que han provocado graves daños en infraestructuras clave en Máncora, Los Órganos y Cabo Blanco, afectando a la comunidad pesquera que, en parte, ya sufría las secuelas del reciente derrame de petróleo en Lobitos. La escasez de recursos esenciales y la falta de acceso a puertos han profundizado la crisis económica en la zona.
A pesar de que se emitió una alerta cinco días antes, la magnitud del oleaje superó las previsiones, dejando grandes pérdidas. Un nuevo informe del 29 de diciembre advierte sobre la persistencia de oleajes anómalos, cuyo impacto se verá amplificado por la fase lunar. La emergencia podría extenderse hasta después del 4 de enero, amenazando las actividades pesqueras y portuarias.
Pescadores varados y daños a infraestructuras
En Piura y Tumbes, decenas de pescadores quedaron varados en altamar o en sus comunidades, enfrentando una grave escasez de recursos como agua y combustible. La destrucción de embarcaciones y la falta de acceso a los puertos dejaron a muchas familias sin su principal fuente de ingresos. El 28 de diciembre, un grupo de 30 pescadores fue rescatado por personal de la Marina de Guerra del Perú en la zona fronteriza del norte, luego de haber permanecido dos días varados.
El muelle artesanal de El Ñuro, en Talara, reconocido por su atractivo turístico debido a las tortugas marinas, sufrió graves daños. Las olas, que alcanzaron más de tres metros de altura, destruyeron barandas, escaleras y hasta desplazaron un muro de concreto. La escena evidencia pisos agrietados y una estructura debilitada que ha detenido las actividades de los operadores turísticos y pescadores artesanales.
Los daños son igualmente alarmantes en Máncora, Los Órganos y Cabo Blanco. En el muelle de Máncora, 15 metros de baranda fueron arrasados por las olas, y la plataforma de embarque quedó fuera de servicio. En Los Órganos, dos embarcaciones se hundieron y otras diez sufrieron daños considerables en sus cascos. Mientras tanto, en Cabo Blanco, la cobertura del muelle fue arrancada, y la caseta de bombas resultó inundada, complicando aún más las operaciones pesqueras. En Lima, también se registraron oleajes anómalos en Callao y Ancón, así como en Pisco.
El 1 de enero, más de cinco toneladas de alimentos y 250 galones de combustible fueron distribuidos a las comunidades pesqueras artesanales del norte, con 2.1 toneladas destinadas a El Ñuro y 1.2 toneladas a otras áreas afectadas. La ayuda, coordinada por el Sernanp, incluyó víveres esenciales como arroz, azúcar, fideos, conservas y leche, con el objetivo de apoyar a los pescadores y asegurar la continuidad de sus actividades en medio de la emergencia.
Se emitió alerta de oleajes anómalos días antes
Cinco días antes de los primeros estragos, la Marina de Guerra del Perú, a través de la Dirección de Hidrografía y Navegación, emitió una alerta (nº80) sobre oleajes anómalos que se darían a partir del 25. La alerta, publicada el 23 de diciembre, también instó a los Gobiernos Regionales, Locales, Capitanías de Puerto y empresas de la comunidad acuática tomar las medidas de prevención y seguridad respectiva, con la finalidad de evitar accidentes y/o daños personales y materiales.
Sin embargo, la magnitud del evento superó las expectativas, como indicó Oceana Perú: “Las medidas preventivas fueron insuficientes, causando pérdidas incalculables”. Este evento expone la vulnerabilidad de las zonas costeras peruanas, donde la falta de infraestructura resiliente y planes de acción efectivos agrava el impacto de los desastres naturales. Según la organización ambiental, una mejor comunicación con las comunidades y un enfoque preventivo más ajustado habrían podido mitigar los daños.
Pronóstico de nuevos oleajes y factores ambientales
El 29 de diciembre, la Dirección de Hidrografía y Navegación emitió un nuevo aviso (nº82) sobre el pronóstico de oleajes anómalos en el litoral peruano. En el norte, se espera oleaje moderado que disminuirá a ligero y luego aumentará a fuerte a partir del 1 de enero. En las zonas centro y sur, los oleajes también serán moderados, disminuyendo a ligeros entre el 30 de diciembre y el 3 de enero.
El boletín también indica que la fase lunar de luna nueva influye en el aumento del nivel de marea en algunas zonas costeras, lo que puede amplificar la intensidad de los oleajes. Esto se debe a que, durante la luna nueva, la gravedad combinada de la Luna y el Sol actúa sobre el agua del mar, haciendo que las mareas suban más de lo habitual, lo que genera oleajes más fuertes en la costa.
El pronóstico advierte que los oleajes anómalos podrían continuar hasta el 4 de enero, con la posibilidad de que persistan más allá de esa fecha. Recomiendan a la población a seguir medidas de seguridad, especialmente en actividades portuarias, pesqueras y recreativas.