El 2025 consolidó a nuestro país como uno de los principales referentes mundiales del cacao y el chocolate de calidad. Los International Chocolate Awards marcaron hitos para el país, con la barra El Ganso 70% de Cacaosuyo, elaborada con cacao de Junín, la cual fue reconocida como la mejor del mundo. A este logro se sumaron múltiples medallas obtenidas por marcas peruanas en diversas categorías, confirmando la solidez del trabajo que se desarrolla desde el origen.
Estos reconocimientos reflejaron una trayectoria construida durante años por productores, chocolateros y organizaciones que han apostado por la calidad, la trazabilidad y la identidad territorial. Inforegión dio cuenta de este proceso como un fenómeno colectivo, donde el prestigio internacional se explica por cadenas productivas que empiezan en parcelas familiares y comunidades rurales.
Desde Huánuco, emprendimientos como Kaori y Chocolates Milan lograron posicionarse en concursos internacionales en Francia, evidenciando que regiones históricamente productoras están dando el salto hacia mercados gourmet, con propuestas innovadoras y un fuerte énfasis en el origen del grano.
Territorio, identidad y resiliencia
Más allá de los premios, el año estuvo marcado por historias que revelan la dimensión social del cacao. En el Vraem, Inforegión narró el renacer de empresas familiares que, tras el conflicto armado interno, encontraron en el cacao una vía de reconstrucción económica y dignidad. Casos como el de Juan Laura – The Chocolate Farmer mostraron cómo la ciencia, los saberes ancestrales y la biodiversidad pueden converger en modelos productivos sólidos y de largo aliento.
El liderazgo de las mujeres también ocupó un lugar central. En Cusco, mujeres machiguengas fueron reconocidas a nivel nacional por un emprendimiento de cacao que combina conservación de bosques y generación de ingresos dentro de áreas naturales protegidas. Esta experiencia evidenció el papel estratégico de las comunidades indígenas en la sostenibilidad del sector.
A nivel formativo, el fortalecimiento de capacidades fue otro eje relevante. En el Vraem, productores y sus hijos accedieron a formación en catación de cacao con estándares internacionales, un paso decisivo para mejorar la calidad del grano, su valoración sensorial y el acceso a mercados especializados.
El origen del cacao peruano: una primicia arqueológica
El 2025 también estuvo marcado por una revelación histórica de alto impacto. Inforegión publicó en primicia los hallazgos liderados por el arqueólogo Quirino Olivera en el sitio arqueológico Huaca Montegrande, en Jaén (Cajamarca), que podrían extender la historia del cacao en el Perú hasta 6100 años de antigüedad. La investigación plantea una nueva línea de interpretación sobre el rol del cacao en las primeras civilizaciones amazónicas y andinas.
Las excavaciones revelaron contextos rituales complejos, entre ellos una tumba ceremonial con características inusuales, asociadas a elementos simbólicos vinculados al cacao. Estos hallazgos refuerzan la hipótesis de que el fruto tuvo un valor ritual, cultural y social mucho antes de lo que se creía hasta ahora.
El equipo envió muestras a laboratorios especializados en Estados Unidos para su fechado por radiocarbono, un paso clave para confirmar la cronología propuesta. De validarse, el hallazgo no solo reposiciona al Perú en el mapa del origen del cacao, también abre nuevas discusiones sobre domesticación temprana, rutas culturales y patrimonio biocultural.
Con esta publicación, Inforegión aportó una de las noticias más significativas del año, conectando ciencia, historia y actualidad productiva, y reforzando el vínculo entre el cacao ancestral y el cacao que hoy llega a mercados globales.
Innovación, divulgación y nuevas narrativas del cacao
El 2025 también fue un año de innovación editorial. En el marco del XVI Salón del Cacao y Chocolate, Inforegión presentó una revista digital especializada que reunió voces del campo, del sector productivo, de marcas emergentes y de especialistas.
La publicación funcionó como una guía del evento y como un documento de memoria del sector, con historias de regiones como Huánuco, Piura, Amazonas, Junín, San Martín y el Vraem. La revista incorporó relatos de resiliencia, innovación productiva y reflexiones de actores clave, ampliando el registro periodístico hacia formatos de análisis y profundidad.
Innovación desde el campo y nuevos usos del cacao
Durante 2025, el cacao también fue escenario de propuestas que ampliaron su horizonte productivo. En Kimbiri, una experiencia articuló conocimiento científico y prácticas ecológicas para mejorar procesos de fermentación y perfiles sensoriales del grano, confirmando el potencial de la investigación aplicada en contextos rurales.
La diversificación se expresó además en productos con valor agregado. En Moyobamba, el desarrollo de un helado artesanal elaborado con mucílago de cacao mostró cómo los subproductos pueden convertirse en oportunidades económicas, reduciendo desperdicios y generando nuevas líneas de negocio.
En Oxapampa, una chocolatería incursionó en la cosmética natural, elaborando productos a base de manteca de cacao, ampliando la mirada sobre los usos del cultivo y su vínculo con industrias sostenibles.
Conservación y mirada de futuro
El balance anual también estuvo marcado por avances en conservación y gobernanza. Perú reafirmó su condición de líder mundial en diversidad genética de cacao, al conservar más del 72 % del material genético global, un dato estratégico frente al cambio climático y las exigencias del comercio internacional.
En paralelo, se fortalecieron alianzas institucionales. El trabajo conjunto entre el Ministerio del Ambiente y organizaciones indígenas buscó blindar la producción sostenible de café y cacao, integrando derechos colectivos y conservación de bosques. En San Martín, un pacto entre actores locales y la Cooperación suiza apuntó a garantizar cadenas de cacao libres de deforestación y alineadas con los estándares europeos.
2025 fue el año del cacao y el chocolate peruano. Este recorrido informativo da cuenta de un trabajo sostenido desde los productores y los territorios, donde el conocimiento ancestral, la experiencia acumulada y la innovación conviven. Sus logros posicionan al Perú en el escenario internacional y evidencian la relevancia de un sector que construye identidad, cuida la tierra y proyecta al país desde su diversidad y su historia.
