Las comunidades nativas y pueblos originarios de la región Huánuco siguen enfrentando una situación de abandono por parte del Estado. Así lo afirmó Fernando Martínez, gestor intercultural de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huánuco, quien señaló que persisten brechas significativas en el acceso a servicios públicos básicos como salud, educación, electricidad y agua potable.
“Nuestro trabajo se basa principalmente en acercar los servicios del Estado a nuestros hermanos de las comunidades campesinas, originarias y nativas, así como al pueblo afroperuano”, indicó Martínez. Añadió que parte de su labor es recoger las demandas de estas poblaciones y canalizarlas hacia las instituciones correspondientes.
Territorios sin seguridad jurídica
Actualmente, en Huánuco existen aproximadamente 21 comunidades nativas. Algunas de ellas cuentan con títulos de propiedad sobre sus territorios, mientras otras se encuentran en proceso de titulación o demarcación. “Se vienen realizando trabajos orientados a garantizar la seguridad jurídica de sus territorios, que es un derecho fundamental de los pueblos indígenas”, precisó el funcionario.
Martínez también advirtió sobre la vulnerabilidad de estas comunidades ante actividades ilegales como la minería informal y el narcotráfico, así como frente a conflictos sociales. En el ámbito educativo, remarcó la necesidad de contar con docentes capacitados en pertinencia lingüística para atender a los niños en su lengua materna.

Comunicación en lenguas originarias
La diversidad lingüística es otro desafío importante. En la región se hablan seis lenguas originarias, incluido el quechua. Para superar las barreras culturales y lingüísticas, el Ministerio de Cultura trabaja con intérpretes y traductores certificados. “Estamos promoviendo la atención con pertinencia cultural y lingüística, para que los pueblos como el kakataibo, el Yine o el asháninka sean atendidos en sus propias lenguas”, señaló Martínez.
El funcionario también reconoció que acceder a estas comunidades puede ser complicado debido a la geografía de la región y a las diferencias culturales. “Nuestro objetivo es transformar esas barreras en puentes de entendimiento y unión”, sostuvo.
Relevancia del censo étnico
Por otro lado, la directora de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Huánuco, Esperanza Rosales, destacó la importancia del Censo Nacional 2017, que incorporó variables étnicas como pertenencia cultural y lengua materna. Según indicó, estos datos son fundamentales para la elaboración de políticas públicas dirigidas a pueblos indígenas.
“La importancia de los Censos es vital para integrar a las comunidades nativas al Estado, ya que ellas no son atendidas por autoridades regionales y locales”, manifestó Rosales.
En Huánuco se han identificado seis pueblos originarios, distribuidos entre la zona andina y la amazónica. La funcionaria señaló que se vienen ejecutando acciones para preparar a estas comunidades en su participación en el próximo proceso censal, a través de la contratación de personal especializado.

Limitaciones presupuestales
Rosales también reconoció que el trabajo con las comunidades enfrenta restricciones presupuestales que limitan los desplazamientos y la contratación de personal adicional. A pesar de ello, señaló avances como la incorporación de un gestor intercultural y un especialista que acompañan a las comunidades, incluso cuando estas acuden a la ciudad para requerir atención estatal.
En cuanto a la formación del personal, la Dirección ha realizado capacitaciones en enfoque intercultural dirigidas a instituciones como la Policía Nacional y prevé continuar articulando con otros sectores como la Fiscalía y el Poder Judicial.
Finalmente, la funcionaria confirmó la existencia de comunidades no contactadas en Huánuco, con las que se ha logrado cierto acercamiento. “El trabajo con estas comunidades debe hacerse con mucho respeto por sus culturas y sus formas de vida. No podemos imponer, sino avanzar conforme a su decisión y su apertura”, concluyó.


