A menos de un mes de la crucial COP30 en Belém, Brasil, las delegaciones internacionales se reúnen en Brasilia para la Pre-COP, marcadas por una intensa presión social que exige que el fin de los combustibles fósiles sea el centro de las negociaciones. Activistas y organizaciones de la sociedad civil han desplegado una campaña visual en la capital brasileña, advirtiendo que, si este compromiso queda fuera de la declaración final, la cumbre climática estará destinada al fracaso.
La quema de petróleo, gas y carbón es responsable de cerca del 70% de las emisiones globales que impulsan la crisis climática. Por ello, la COP30 es vista como la última oportunidad para que las naciones acuerden un plan ambicioso, con metas claras y verificables, para una transición energética justa y equitativa.
El fracaso no es una opción
La urgencia del llamado se fundamenta en la falta de avances concretos. Aunque en la COP28 se reconoció la necesidad de «alejarse» de los combustibles fósiles y se acordó triplicar las energías renovables para 2030, la falta de compromisos ambiciosos y la influencia del lobby petrolero mantienen el riesgo de que el tema sea evadido en Belém.
Kumi Naidoo, presidente de la Iniciativa del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, fue enfático: «La COP30 no es una cumbre más: es una oportunidad para cambiar definitivamente el rumbo de la historia. Tras tres décadas de promesas incumplidas… seguimos alimentando el problema». Naidoo exigió un plan global que garantice una transición rápida y financiada hacia un futuro sin fósiles.

Claudio Angelo, del Observatorio do Clima, advirtió que si la COP30 evita el debate sobre la eliminación progresiva del petróleo, carbón y gas, «fallará a miles de millones de personas afectadas por eventos climáticos extremos».
Liderazgo y vigilancia social
El mundo observa. Los más de treinta jefes de delegación reunidos en Brasilia enfrentan la presión de los movimientos sociales. Ilan Zugman, director regional de 350.org, subrayó que los movimientos sociales estarán «movilizados y vigilantes» en Belém, porque la urgencia climática «no admite medias tintas».
Para lograr un resultado sólido, el consenso debe incluir la implementación del paquete energético de la COP28 y un compromiso para detener y revertir la deforestación. Pero, sobre todo, se requiere un financiamiento robusto y sostenido, con los países ricos liderando la transición para apoyar a las naciones en desarrollo.
El mensaje final desde Brasilia es claro: la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es la base innegociable para mantener la temperatura del planeta dentro del límite de 1.5∘C. La Pre-COP es el último llamado para que los gobiernos demuestren su voluntad política antes de que sea demasiado tarde.


