En el Perú, la pesca artesanal sostiene la seguridad alimentaria y las economías costeras. Sin embargo, las mujeres que participan en esta actividad lo hacen en condiciones de desigualdad. Aunque el Censo Nacional de Pesca Artesanal (CENPAR) registra que solo el 14% de sus trabajadores son mujeres, en la práctica ellas atraviesan toda la cadena de valor: salen a faenas, recolectan mariscos y algas, reparan redes, procesan el pescado y lo comercializan.
Su aporte es clave para la sostenibilidad de los ecosistemas marinos y la vida comunitaria. No obstante, históricamente ha sido relegado por barreras estructurales como la discriminación, el acceso desigual a recursos productivos y la sobrecarga de cuidados que limitan su participación en espacios de decisión.
El inicio de un camino colectivo
El impulso para cambiar esta realidad nació en marzo de 2023, cuando Jenny Pizarro, recolectora de algas y lideresa de la Asociación Realmar de Marcona, viajó junto a otras dirigentes de Pisco, Paracas y Changuillo a Valparaíso, Chile. Allí participaron en el Primer Encuentro Iberoamericano de Mujeres de la Pesca Artesanal, organizado por la Red Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal y el Proyecto Humboldt II.
Durante el encuentro, las peruanas compartieron experiencias con más de cien pescadoras de países como Nicaragua, Colombia, Ecuador, Brasil, México, España, Rapa Nui y Chile. El ejemplo chileno les dejó una lección clara: cuando las mujeres del mar se organizan, pueden generar cambios estructurales.

Inspiración desde Chile
En Chile, la Red Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal y Actividades Conexas logró visibilizar a miles de trabajadoras e impulsar la Ley N.° 21.709 de Equidad de Género en la Pesca y la Acuicultura (2021). Esta norma obliga a integrar a mujeres en las directivas de organizaciones pesqueras, reconoce actividades conexas como parte formal del sector y asegura su presencia en los espacios de decisión.
Ese logro inspiró a las peruanas a imaginar una federación propia que reconociera el trabajo de las mujeres en todas las etapas de la pesca artesanal.
Del sueño a la federación
Al volver a Perú, Jenny Pizarro comenzó a articular a compañeras de Marcona, Pisco, Paracas, Changuillo y otras caletas. El proceso no fue sencillo: por décadas, las mujeres habían sido relegadas a tareas secundarias o a Comités de Damas, sin derecho a ser socias plenas de las organizaciones.
Con persistencia y apoyo mutuo, lograron superar las exclusiones y hoy consolidan la Federación Nacional de Mujeres Empoderadas de la Pesca Artesanal del Perú (FIMEPAP).
“Esta federación nace para fortalecer nuestro liderazgo y participación en los espacios de decisión; exigir políticas públicas con enfoque de género que reconozcan y valoren nuestros aportes; promover condiciones justas de trabajo, acceso a mercados y oportunidades de desarrollo; e impulsar la sostenibilidad de la pesca artesanal con una mirada inclusiva y equitativa”, afirmó Jenny Pizarro durante la juramentación de la federación.
Cooperación binacional y apoyo internacional
El nacimiento de la FIMEPAP se enmarca en un proceso de cooperación binacional impulsado por el Proyecto Humboldt II, liderado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura de Chile y el Ministerio de la Producción del Perú, con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y cofinanciamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF).

Uno de los ejes centrales del proyecto ha sido promover la equidad de género en la gobernanza de los recursos marinos, reconociendo las desigualdades que enfrentan las mujeres y fortaleciendo su autonomía económica.
Un mensaje para el futuro
La creación de la FIMEPAP marca un hito para el país. No solo constituye una organización gremial, sino también una apuesta por transformar la pesca artesanal en un sector más justo y sostenible.
Más allá de su impacto local, este paso se inscribe en una corriente regional: en la misma franja de mar frío que une a Perú y Chile, las mujeres del mar están trazando rutas de liderazgo y equidad.
Lo que comenzó como un sueño en Valparaíso hoy se materializa en Perú. Y con ello, las pescadoras artesanales envían un mensaje contundente: sin mujeres, no hay futuro para la pesca.


