En Madre de Dios, la selva vibró con el rugido del jaguar y el aroma de la castaña. Ambos símbolos de vida y equilibrio fueron protagonistas de ferias y festivales que buscaron sensibilizar a las comunidades locales sobre la necesidad de conservar los bosques amazónicos.
El jaguar, guardián del bosque
Perú alberga cerca de 22 200 jaguares, la segunda mayor población de América después de Brasil. Madre de Dios, con más del 90% de su territorio cubierto por bosques, es reconocida como un refugio clave para la especie. Sin embargo, las actividades agrícolas y la expansión de carreteras amenazan cada vez más su hábitat.
Con este contexto, se organizaron tres ferias de sensibilización en comunidades nativas y locales de la región. Estas jornadas buscaron informar sobre la importancia del jaguar y promover acciones que permitan la convivencia entre las personas y la fauna silvestre.
René Vargas, concesionario de castaña en Alerta, explicó cómo el monitoreo comunitario ayuda a entender mejor el entorno:
“La naturaleza es nuestro hogar, nuestro lugar de trabajo, la que nos provee de todo. Mi bosque está monitoreado, hemos puesto cámaras en la colpa, vemos que pasan cotos, picuros, huanganas y venados. En otros lugares ya no hay animales, yo prefiero no matar, porque la naturaleza es nuestro estilo de vida. Conocemos su importancia y la protegemos».
Comunidades y ciencia unidas por la conservación
Durante las ferias se compartieron imágenes captadas por cámaras trampa instaladas en concesiones y territorios indígenas. Los asistentes se sorprendieron al comprobar que sus bosques aún resguardan una gran diversidad de especies.
Artidoro Quio Valles, de la Comunidad Nativa Boca Pariamanu, relató su experiencia en este proceso: “Apoyé a instalar cámaras trampa con WWF, aprendí a ver la altura, las conexiones, a configurarlas. Primero pensaba que era difícil, pero aprendí. Ver el jaguar en las imágenes, es un indicio de que hay vida en ese bosque, él está caminando donde hay animales para cazar«.

Desde WWF Perú se impulsa el monitoreo participativo y el fortalecimiento de capacidades locales. Rocío Bardales, Oficial Asociada de Vida Silvestre Amazonía Sur, destacó: “Traer los resultados de monitoreo a las comunidades es un compromiso de WWF, hemos creado dinámicas lúdicas e interactivas donde sus sentidos les den una experiencia única y recuerden fácilmente la importancia de la naturaleza y el aporte de todos los comuneros a la conservación».
El jaguar, más allá de su imponencia, representa la salud de los ecosistemas amazónicos. Su presencia asegura un bosque equilibrado y lleno de vida.
La castaña, motor económico sostenible
Paralelamente, agosto fue el mes de la castaña amazónica, fruto emblemático que sostiene la economía de cientos de familias en Madre de Dios. El 8 de agosto, la Mesa Técnica Regional de la Castaña organizó un festival que reunió a más de 15 instituciones entre sociedad civil, academia, sector productivo y entidades del Estado.
El evento congregó a más de mil personas, entre turistas, estudiantes y ciudadanos. Hubo activaciones, juegos educativos, demostraciones gastronómicas y música, todo con el propósito de valorar este recurso amazónico que fortalece la conservación a través de su aprovechamiento sostenible.
Desde WWF se apoya a las asociaciones y emprendimientos indígenas para fortalecer la cadena productiva de la castaña, consolidando su rol como motor de desarrollo y conservación.
Un mismo mensaje: proteger el bosque
El jaguar y la castaña, aunque distintos en naturaleza, comparten un mensaje común: la necesidad de proteger los bosques amazónicos. Mientras el felino simboliza el equilibrio de la vida silvestre, la castaña representa una alternativa económica que asegura la sostenibilidad de las comunidades.
En Madre de Dios, estos festivales no solo celebraron la riqueza de la selva, sino que también recordaron a todos que conservar la naturaleza es garantizar un futuro saludable para las próximas generaciones.


