viernes 05, diciembre 2025

Más que vino: Emiliana, el viñedo en Chile que regenera la tierra y el alma

Javier Escudero, guía de Emiliana, afirma: "Nuestro objetivo es sanar la tierra, no solo protegerla". La viña combina prácticas biodinámicas, comercio justo y armonía con la naturaleza para producir vinos únicos mientras restaura el ecosistema.

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Casablanca, Chile. En medio del fértil Valle de Casablanca, a una hora y media de Santiago, se encuentra un santuario de la agricultura sostenible: la viña orgánica y biodinámica Emiliana. Una mañana fresca pero luminosa, con ráfagas de viento, nos adentramos en este espacio para descubrir que su filosofía va mucho más allá de producir vinos; se trata de restaurar el ecosistema, de dignificar la labor humana y de devolverle la vida a la tierra.

De la mano de Javier Escudero, un guía joven y entusiasta, el recorrido se convirtió en una inmersión en los principios que distinguen a Emiliana como el viñedo orgánico más grande del mundo, un título que ostenta gracias a sus más de 1.200 hectáreas repartidas en diferentes valles de Chile.

Un quiebre visionario: De lo convencional a lo biodinámico

Emiliana comenzó su andadura en 1986 como una viña convencional, dependiente de pesticidas y fertilizantes químicos. Sin embargo, en 1998, su fundador, José Guilisasti, dio un giro radical. Javier Escudero explica que la decisión fue motivada tanto por una visión de futuro, Guilisasti anticipó el creciente interés del público por el consumo consciente, como por una preocupación inmediata: los trabajadores comenzaban a sufrir problemas de salud por la exposición a los productos químicos.

El cambio se dio por etapas. En 2001, la viña obtuvo la certificación oficial de orgánica y, en 2004, ascendió a la categoría biodinámica. Escudero subraya que esta filosofía no solo busca no dañar el ecosistema, sino «sanarlo» activamente, considerando al planeta, los animales, el clima y hasta los astros como un todo interconectado que debe vivir en armonía.

Una sorpresa del recorrido es el rol de los animales en la viña. Las alpacas, con su dentadura inferior, actúan como «jardineras» del invierno, podando el exceso de pasto sin dañar las plantas. (Foto: Inforegión)

Este enfoque se extiende también a los seres humanos, lo que se traduce en certificaciones de comercio justo y en beneficios para los empleados, a quienes se les entregan bonos para mejoras de vivienda y se les permite cultivar sus propios huertos en la propiedad.

Jardineros inesperados: El rol de los animales en el ecosistema

Una de las sorpresas del recorrido es el papel activo que juegan los animales en la viña. Las gallinas actúan como controladores biológicos, atrayendo y alimentándose de insectos que podrían dañar las parras. Las alpacas, con su peculiar dentadura inferior, son las «jardineras» del invierno: podan suavemente el exceso de pasto, controlando el crecimiento sin dañar las plantas, a diferencia de otros animales.

Todo este proceso está debidamente planificado, con corredores biológicos y plantas estratégicamente ubicadas, como el molle chileno, que actúa como repelente natural para ciertos insectos. «Se debe planificar todo meticulosamente», dice Escudero, refiriéndose a un trabajo respaldado por un equipo de expertos en sostenibilidad, paisajismo y agricultura.

Más allá de la certificación: La magia de la biodinámica

Javier Escudero nos introduce al aspecto más «espiritual» de la viña: las preparaciones biodinámicas. Estas «recetas» compilan saberes de antiguas culturas y fueron popularizadas por el filósofo Rudolf Steiner. Por ejemplo, la «preparación 500» usa cuernos de vaca llenos de estiércol que se entierran para atraer energías y microorganismos que fortalecen la tierra. De manera similar, se utilizan plantas como la valeriana y la cola de caballo en el riego por goteo, con la convicción de que sus propiedades calmantes, que funcionan en los humanos, también benefician a las plantas.

Emiliana reemplaza clara de huevo y gelatina por bentonita, un mineral en polvo, haciendo que todos sus vinos sean veganos. (Foto: Inforegión)

Este enfoque, conocido ahora como agricultura regenerativa, busca reparar la tierra en lugar de explotarla. Aunque los términos «sustentable» o «regenerativo» se usan a menudo en el marketing, Escudero hace la distinción: a diferencia de estos, los conceptos de orgánico y biodinámico están avalados por certificaciones. De hecho, en el proceso de clarificación del vino, Emiliana no usa productos de origen animal como la clara de huevo o la gelatina, optando en su lugar por las bentonitas, un mineral en polvo. Por esta razón, todos sus vinos son considerados veganos.

El recorrido por Emiliana es una lección sobre cómo la naturaleza puede ser una aliada para la producción. Es un ejemplo de que un modelo productivo no tiene que ser extractivo, sino que puede ser recíproco y regenerador. Este viñedo no solo busca producir un vino de calidad, sino también dejar un legado de armonía y respeto por el entorno, un sorbo a la vez.

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