En la comunidad Bajo Quimiriki, ubicada en la selva central de Junín, 40 productores asháninka y nomatsigenga participaron en una capacitación sobre construcción de fajas cortafuegos, una medida fundamental para evitar incendios que pongan en riesgo sus bosques y nuevas plantaciones forestales comerciales.
Esta actividad busca fortalecer la capacidad de las comunidades para cuidar su territorio y asegurar la prosperidad de sus proyectos forestales.
Siembra de cedro y pino tecunumani
Las comunidades de Cubantía, San Lorenzo de Autiki, Capachari, Bajo Quimiriki y Shankivironi promueven la instalación de unas 500 hectáreas de plantaciones comerciales. Para ello, cuentan con un cofinanciamiento de 3,7 millones de soles que permite avanzar en la siembra de especies como cedro colombiano y pino tecunumani, elegidas por su rentabilidad y beneficios para la recuperación del suelo y la regulación hídrica.
Este apoyo es canalizado a través del Programa Bosques Productivos Sostenibles (BPS), implementado por el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), que hasta ahora ha desembolsado más de 834 mil soles para establecer 135 hectáreas en la zona.

Un esfuerzo para revertir la deforestación
En las cuencas de Satipo y Pichanaqui, las comunidades nativas han visto desaparecer más de la mitad de sus bosques en las últimas décadas, debido principalmente a la expansión de cultivos poco sostenibles y a la fragmentación de sus territorios, que afecta parcelas menores a 600 hectáreas.
Con planes de negocio forestal que integran reforestación, manejo sostenible y capacitación, estas comunidades buscan detener la pérdida de bosques y mitigar el cambio climático, al mismo tiempo que conservan la biodiversidad para las próximas generaciones.
Daniel Rivera, coordinador ejecutivo del Programa BPS, señaló que “las comunidades nativas como ejecutoras del Plan de Negocio Forestal del Programa de Incentivos Forestales, están plenamente comprometidas con la protección de las plantaciones que están instalando, para asegurar que las nuevas áreas prosperen y beneficien a sus familias.”
Por su parte, Diego Segura, de Bajo Quimiriki, destacó que “hemos perdido parte del bosque por la expansión de cultivos frutales. Por eso, nos capacitamos y ejecutamos nuestro propio plan y recursos para proteger lo que tenemos y asegurar un mejor futuro para nuestras familias.”


