En Perú, el desarrollo del juego online se manifiesta con dos caras: por un lado, una atracción digital descentralizada de indudable relevancia; por otro, una oportunidad económica para el país. Su rápido crecimiento interesa no sólo a los propios jugadores, sino también a economistas y responsables gubernamentales, interesados en sus efectos reales. Al equilibrar millones de usuarios, el fenómeno crea verdaderas cifras en el sentido de ingresos, empleo e inversión. Sin embargo, se basa en una industria con una serie de problemas no triviales.
Regulación y juego responsable
La regulación es crucial para un crecimiento sostenible del iGaming en Perú, especialmente en el sector de juegos de casino. Establecer normas claras beneficia tanto a los operadores de casinos online como a los jugadores, fomentando la confianza y la transparencia. La clave está en equilibrar la promoción del entretenimiento con la protección de los usuario. Las autoridades del Perú ya están estudiando modelos internacionales para implementar una regulación que garantice la legalidad, prevenga el juego de menores y fomente las prácticas responsables. En este sentido, la regulación se convierte también en una herramienta de desarrollo económico, capaz de atraer a operadores e inversores serios. Asimismo, la implementación de sistemas de autoexclusión, límites de depósito y verificación de identidad es fundamental para evitar conductas compulsivas y fomentar un juego responsable y consciente.
Nuevos ingresos
El juego online se posiciona como una nueva y creciente fuente de ingresos del país. Las plataformas reguladas alcanzan sustanciosos ingresos a partir de licencias, impuestos y contribuciones fiscales, que pueden ser recicladas para fines estratégicos en educación, sanidad o infraestructuras digitales. Un marco fiscal también adecuado y moderno puede disminuir el juego ilegal y dar lugar a operatorias legales, contribuyendo a generar un mercado más limpio y competido. El reto del Estado peruano será el de modernizar el marco regulatorio del juego para alcanzar la equidad y la sostenibilidad fiscal con el objetivo de maximizar los beneficios de los consumidores sin bloquear la innovación. Un marco fiscal bien diseñado podría, además, promover la responsabilidad social corporativa de las empresas que operan en el juego, e incentivar a que estas vuelvan a invertir una parte de sus ganancias en educación, prevención de adicciones o programas de inclusión digital, con un impacto directo en las comunidades locales.
Inversión y creación de empleo
La expansión del juego online en Perú ha propiciado la llegada de inversión tanto nacional como internacional; las compañías que operan en el ámbito están invirtiendo en aspectos como la tecnología, el marketing, la atención a los clientes, la infraestructura digital, etc., generando nuevas oportunidades económicas en varios ámbitos y la creación de nuevos puestos de trabajo en el desarrollo de software, la gestión de plataformas, el soporte técnico y la seguridad informática. Asimismo, se incrementa el interés por las competencias que tienen que ver con la psicología, las cuales son importantes para comprender el comportamiento de los usuarios y mejorar la dinámica del juego de forma ética y sostenible.
Con un entorno normativo estable, incentivos adecuados y un marco para la intensificación de la capacidad digital, el sector podría seguir creciendo, convirtiéndose en un importante motor de la economía digital del país. A su vez, la interacción entre las empresas tecnológicas y el sector público podría reforzar la formación profesional y fomentar el crecimiento de nuevos talentos locales. De cara a los tiempos futuros, es evidente que el mundo de los juegos de modo online presenta una oportunidad estratégica para el Perú, al poder generar valor económico, poder fomentar la innovación, poder captar capital extranjero e, incluso, contribuir al incremento cualitativo de la mano de obra necesaria para afrontar los nuevos retos del mercado digital internacional.
