Cada 23 de julio se conmemora el Día Mundial de las Ballenas y los Delfines, una fecha para reflexionar sobre la importancia de proteger a estos gigantes del mar que habitan nuestros océanos. Fue en 1986 cuando la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que reúne a más de 80 países, incluido el Perú, estableció este día como un llamado de atención frente a la caza masiva que durante años redujo sus poblaciones y dejó a muchas especies al borde de la extinción. Esta fecha nació como un llamado urgente a detener esa sobreexplotación y defender su supervivencia.
Si bien hoy la caza comercial está prohibida en buena parte del mundo, las amenazas no han desaparecido. Ballenas y delfines siguen enfrentando peligros más silenciosos, como choques con embarcaciones, el ruido que generan las actividades humanas en el mar, enredos con redes de pesca o un turismo de avistamiento mal manejado que puede alterar sus rutas o afectar su reproducción.
Cetáceos Perú: de las redes sociales a la red de avistamientos
En nuestro país, donde se han identificado más de 30 especies de cetáceos entre sus aguas marinas y continentales, destaca la labor del Proyecto Cetáceos Perú, una ONG que viene marcando la diferencia en la conservación de estas especies. La organización fue fundada en 2019 por la bióloga marina Sarai Cortez, quien empezó como divulgadora independiente y hoy lidera un equipo que combina ciencia, educación y participación ciudadana para proteger a ballenas y delfines.
Uno de sus proyectos más innovadores es la Red Ciudadana de Avistamiento de Cetáceos, una iniciativa que invita a cualquier persona, desde pescadores hasta turistas o vecinos de la costa, a registrar los avistamientos que realizan. “La red funciona y las personas aprenden y se comprometen con este intercambio de información”, cuenta Cortez a Inforegión.
En tan solo cinco meses, la red ya había reunido más de 100 registros y logrado identificar al menos ocho especies, como la ballena de Bryde, el delfín común, la orca, el calderón y la ballena jorobada. Algunos avistamientos aún no se han determinado a nivel de especie, pero ya se han clasificado dentro de sus familias.

Temporada de jorobadas: oportunidad y riesgo
¡Estamos en temporada de avistamiento! Entre julio y octubre, las ballenas jorobadas llegan a las costas del norte del Perú para reproducirse. Este increíble viaje forma parte de su ciclo natural y también se da en países vecinos como Ecuador, Colombia y Costa Rica. En el Perú, su presencia ha impulsado una creciente actividad turística de avistamiento, sobre todo en zonas como Los Órganos y Máncora.
Sin embargo, este auge también trae nuevos retos. “Uno de los principales desafíos es lograr que el turismo con esta especie sea realmente sostenible”, advierte Sarai.
“Respetar el espacio de los animales es clave para evitar choques con embarcaciones. Si interrumpimos el vínculo entre la madre y su cría, eso puede ser muy perjudicial para el futuro de la especie. Por eso hay que tener mucho respeto”.
Enmallamientos, colisiones y ruido submarino
Cortez también llama la atención sobre otras amenazas que necesitan atención urgente. Una de las más graves es el enmallamiento accidental de ballenas en redes de pesca, un problema que pone en riesgo a los cetáceos y afecta a los propios pescadores. Para hacerle frente, en el norte del país se han formado brigadas voluntarias de desenmalle con el apoyo de la ONG.
Otras preocupaciones son el cruce de las rutas migratorias con buques comerciales de gran tamaño y el aumento del ruido en el océano, que interfiere con la comunicación de estos animales. “Hay muchos factores que afectan a las ballenas, pero todo esto se puede empezar a solucionar si logramos generar más conciencia en las comunidades, en la sociedad y en nuestras autoridades”, sostiene.

Más allá de su valor ecológico, las ballenas también generan beneficios económicos reales. “La industria del avistamiento mueve millones de dólares, y si queremos que ese dinero siga llegando al país, tenemos que cuidar a la especie”, recuerda Cortez.
Por eso, desde Proyecto Cetáceos Perú apuestan por un cambio cultural que nace del conocimiento. La idea es involucrar a todos: turistas, operadores, comunidades costeras y autoridades, para que la conservación de los cetáceos sea un compromiso compartido.
Mirar el mar con otros ojos ¿Se puede? ¡Sí!
El Día Mundial de las Ballenas y los Delfines es, sobre todo, una invitación a mirar el mar con otros ojos. A entender que cuidar a estos gigantes no es solo tarea de acuerdos internacionales, sino también de cada persona que vive cerca del mar o lo visita.
“Muy pocas personas conocen sobre los cetáceos en general, y creo que esa es la primera barrera para motivar el cambio”, reflexiona Cortez. “Si logramos transmitir ese conocimiento, las personas pueden comprometerse mucho más con su protección”.


