El corazón chocolatero del Perú late con fuerza desde ayer, jueves 17 de julio, con la inauguración del XVI Salón del Cacao y Chocolate Internacional 2025, un evento de magnitud global que, por primera vez, se celebra en alianza con el prestigioso Salon du Chocolat – París. La ceremonia de apertura congregó a destacadas figuras nacionales e internacionales, quienes resaltaron la importancia del cacao peruano como motor de desarrollo, símbolo de calidad y ejemplo de sostenibilidad.
Una alianza estratégica para el cacao peruano
Gerald Palacios, presidente del Salon du Chocolat de París, expresó su honor por ser parte de esta nueva edición en Perú, un evento que «celebra no solo un producto, sino toda una cultura, una identidad y un saber hacer fundamental, profundamente arraigado en esta tierra». Destacó que, tras 30 años de existencia del Salon du Chocolat en París, esta alianza con Perú marca la integración del Salón peruano en la «gran familia internacional del chocolate», presente hoy en 11 países y cuatro continentes.
«Este no es simplemente un cambio de nombre o de imagen, es la afirmación de una visión compartida: valorizar el cacao de origen, apoyar a los talentos emergentes, promover la innovación y la excelencia y ofrecer una plataforma internacional al servicio de toda la cadena de valor, desde el productor hasta el chocolatero«, enfatizó Palacios.
Reconoció a Perú como «una de las grandes tierras del cacao», con una diversidad genética única y una historia ancestral que lo posicionan como actor esencial en el mapa mundial del cacao fino y aromático. Su emoción se extendió a la «nueva generación de chocolateros y chocolateras peruanos, creativos, comprometidos y audaces», a quienes el Salón de París busca acompañar, visibilizar y abrir puertas internacionales.
Orgullo nacional y motor de desarrollo sostenible
Jonathan Hatwell, embajador de la Unión Europea en Perú, felicitó a los organizadores por el esfuerzo que «pone en valor uno de los productos más emblemáticos del país». Resaltó que el cacao peruano es «una joya de la biodiversidad y un motor de desarrollo sostenible para miles de familias». Con el 60% de las variedades de cacao del mundo y el 36% de la producción global de cacao fino de aroma, Perú se consolida como referente internacional en calidad, sostenibilidad y comercio justo.
El embajador también destacó que Perú es uno de los principales exportadores de cacao orgánico a la Unión Europea y ocupa el segundo lugar mundial como productor de cacao fino de aroma. Subrayó que el cacao representa «una fuente de orgullo nacional, de desarrollo local y de construcción de paz», gracias al esfuerzo de las familias productoras que han logrado certificaciones de comercio justo y trazabilidad ambiental.

Esta visión se alinea con el Pacto Verde Europeo, que impulsa cadenas productivas más sostenibles e inclusivas. Hatwell compartió experiencias de su reciente visita a San Martín, destacando el liderazgo de mujeres como Aily Quinteros (Mishki Cacao) y jóvenes emprendedores que trabajan el cacao con «sabor a conservación», reutilizando cáscaras como fertilizantes orgánicos y optimizando recursos.
Por su parte, el Ministro de la Producción, Sergio Gonzales, reafirmó que el cacao es un «producto de orgullo nacional» y «que nos llena de identidad». Destacó que Perú se encuentra entre los primeros productores de cacao del mundo y es el segundo productor de cacao orgánico de calidad. Con aproximadamente 100 000 productores dedicados a su cultivo y cerca de 1.3 millones de personas beneficiadas en la cadena de valor, el cacao «dinamiza nuestra economía nacional», contribuyendo con aproximadamente 800 millones de soles al PBI, con un crecimiento del 4.4% en los últimos años.
Gonzales resaltó el impacto social del cacao: «En lugares donde se sembraba la violencia, el narcotráfico, como el VRAEM, como el Huallaga, actualmente se cultiva esperanza, se cultiva cacao y cacao de mucha calidad«.
El ministro detalló el apoyo de su cartera a través de la formalización, la innovación mediante los CITEs productivos (con una inversión reciente de más de 20 millones de soles en el Huallaga), y el financiamiento con Procompite (700 millones de soles orientados en 2024) y ProInnóvate para certificaciones de exportación.
Panorama global y retos del mercado
Michel Arrion, director ejecutivo de la International Cocoa Organization (ICCO), expresó su honor de estar en su tercera visita a nuestro país y primera al Salón del Chocolate. Valoró la iniciativa de combinar el evento con la reconocida red del Salon du Chocolat de París.
Arrion brindó una perspectiva global, señalando que, aunque los precios altos actuales son positivos para los pequeños productores, también tienen consecuencias en el mercado, como la disminución de las moliendas globales, lo cual «perjudica los precios». Instó a una mayor cooperación entre los países productores para gestionar la oferta de cacao. Destacó el aumento de la producción en América Latina, lo cual es positivo en contraste con la disminución en África.
«Trabajar para lograr la más alta calidad posible, en particular en Perú, es muy positivo. Si se remunera a los agricultores por una mejor calidad, no se trata solo de una mejor calidad por producir un mejor producto, sino también de una mejor remuneración«, afirmó.
El XVI Salón del Cacao y Chocolate Internacional, que se extenderá hasta el domingo 20, proyecta generar compromisos de negocio por al menos 10 millones de soles, beneficiando directamente a los micro y pequeños productores en ruedas de negocio con grandes empresas, cadenas hoteleras y restaurantes.
Del narcotráfico a la ‘Felicidad del Chocolate’
Loren Stoddard, exdirector del programa de desarrollo alternativo de USAID en Perú, compartió con Inforegión una emotiva perspectiva sobre los orígenes del Salón y la transformación del cacao peruano. Recordó cómo, hace más de 15 años, la idea de un evento para celebrar el cacao peruano encontró resistencia inicial por parte del Salon du Chocolat de París, que incluso quería «cobrar mucha plata» por la franquicia.
Fue entonces cuando se decidió crear el «Salón del Cacao y Chocolate», con un enfoque en los productores, lo que inicialmente generó descontento en los franceses, pero que, «después de 15, 16 años, ahora somos socios estratégicos. Empezó así», relató Stoddard, destacando el largo camino recorrido hasta la actual alianza.
Stoddard rememoró los tiempos difíciles de alta presencia de coca ilegal y narcotráfico. Su estrategia era simple pero poderosa:
«Yo llegaba después de las erradicaciones con cajas de chocolate y le decía a los campesinos: ‘¿Ustedes quieren estar en el negocio del veneno o el negocio de la felicidad?‘».

La reacción de los agricultores era de «felicidad, porque sus niños estaban comiendo el mismo chocolate» que ellos habían ayudado a producir. Incluso, se enfrentó al escepticismo de algunos belgas que dudaban de la capacidad peruana para producir chocolate complejo: «Si los peruanos producen cocaína, pueden producir chocolate, por favor», sentenció con humor y determinación.
El exdirector de USAID expresó su incredulidad y orgullo por el crecimiento del Salón, tanto en lo económico como en la diversidad y reconocimiento mundial de los productos. «Ahora tengo el orgullo de haber comprado chocolate peruano en Dubái, en Pretoria, en Europa, en todo el mundo, en Asia, en Japón, en todos lados«, afirmó. Mencionó el caso de la chocolatería chilena Óbolo, la más premiada internacionalmente en ese país, que usa cacao de Pangoa, Perú, confirmando el reconocimiento del cacao peruano como «producto de origen».
Stoddard recordó que en aquellos años, Perú exportaba solo entre 30 y 40 millones de dólares en cacao y chocolate, una cifra que ahora supera los mil millones de dólares. Pese a que en la inauguración no se hizo mención directa a los programas de USAID, que invirtieron «alrededor de unos 20-30 millones al año por unos 10 años», Stoddard ve en el éxito actual el fruto de esa «semilla» inicial.
El legado de Loren Stoddard y su programa de desarrollo alternativo en la Amazonía peruana es innegable, logrando transformar zonas afectadas por el narcotráfico, reducir la pobreza rural, posicionar el cacao peruano como producto de exportación y orgullo nacional, fortalecer cadenas productivas y de comercialización, promover liderazgo local y participación del sector privado, establecer un modelo replicable a otras regiones con potencial agrícola y estructural.
Este evento no solo celebra la rica tradición cacaotera del Perú, sino que también reafirma el compromiso del país con el crecimiento económico inclusivo, el desarrollo sostenible y la promoción de cultivos legales que transforman vidas y consolidan la posición de Perú como referente global en la industria del cacao y chocolate.
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