La Danza de los Negritos de Huánuco es una de las expresiones culturales más emblemáticas de la región. Cada año, del 24 de diciembre al 19 de enero, cuadrillas de danzantes recorren las calles llevando alegría y devoción al Niño Jesús. Este largo periodo de celebración incluye visitas a instituciones, casas particulares y espacios públicos donde las familias reciben con entusiasmo a los danzantes.
Detrás de cada presentación hay un gran esfuerzo colectivo por preservar la esencia de esta tradición declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Juan Carlos Guerrero, caporal de la cofradía Niño Divino Jesús y sus Amigos, señala que la organización de estas actividades requiere de un gran compromiso. “El danzante debe hacerlo sobre todo por la devoción al Niño y a la tradición de Huánuco,”, enfatiza.
Costo del vestuario
Uno de los aspectos más significativos de esta danza es el vestuario. Cada integrante invierte entre S/2500 y S/2800 para vestirse como un Negrito, según detalló Guerrero. “El vestuario incluye plumaje, sombrero, máscara, cotón franja, corbata y botas”, explicó.
Estos elementos no solo representan un compromiso económico, sino también cultural. La elaboración de las prendas y accesorios es un trabajo artesanal que refleja la identidad y tradición de Huánuco. Para Guerrero, la autenticidad de la danza radica en preservar estas características y evitar cambios que desvirtúen su esencia. “Estamos tratando de rescatar lo que es la Danza de los Negritos de Huánuco. No transgiversar”, afirmó.
Un llamado a preservar la tradición
Los ensayos comienzan con una frecuencia mensual y se intensifican a medida que se acerca diciembre. “Faltando poco, una semana completa de ensayos para poder perfeccionar y sacar bien la danza”, comentó Guerrero. La cuadrilla realiza recorridos en Huánuco y Amarilis, visitando instituciones como las municipalidades y el Club Lawn Tennis, además de familias que los invitan a sus hogares.
Las visitas incluyen breves presentaciones llamadas “paraditas”, que consisten en tres danzas frente a la puerta de las casas. Guerrero resaltó que estas paradas son un acto de devoción y un momento para compartir con la comunidad. “El rol de la cofradía es alegrar a las personas que nos invitan, adorar a su Niño Jesús, bailar una paradita en la puerta y disfrutar sobre todo con la familia que nos invita”, explicó.
Guerrero instó a las cofradías a mantener la cordura y el respeto durante las presentaciones. “Sé que nos invitan un montón de cerveza, pero hay que tener bastante cordura para no estar dando vergüenza en la calle. Ser cumplidos, educados, sobre todo en las visitas, en la calle”, dijo. Asimismo, animó a los danzantes a interactuar con los niños y espectadores, preservando la verdadera esencia de la tradición. “La verdadera Danza de los Negritos es como hemos mencionado anteriormente, no saltando ni haciendo coreografías ajenas que no van de acorde a nuestra tradición”, concluyó.
