jueves 26, diciembre 2024

Agricultor de Cholón transformó su vida gracias al cacao

Con planificación, esfuerzo y apoyo técnico, Francisco Espinoza convirtió el cacao en un motor de cambio para poder sacar adelante a toda su familia.

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HUÁNUCO. Fransisco Espinoza Rodríguez, agricultor de la comunidad de Coschapi, centro poblado de Paraíso en el distrito de Cholón, provincia de Marañón, inició su trayectoria en el cultivo del cacao en el año 2008. Con apenas media hectárea y el deseo de generar un cambio en su vida familiar, Espinoza decidió dejar atrás el cultivo de arroz, al que se dedicaba desde 2005 para embarcarse en una nueva aventura agrícola.

«En aquellos tiempos estábamos empezando también en el campo de la familia, y esto me motivó a sembrar más áreas», comenta. Hoy, tras 16 años de esfuerzo y dedicación, su terreno supera las seis hectáreas productivas.

Programa de Desarrollo Alternativo

Entre los años 2011 y 2012, Fransisco tuvo la oportunidad de participar en el Programa de Desarrollo Alternativo (PDA), un impulso clave para expandir su capacidad agrícola. Sin embargo, incluso antes de su ingreso al programa, ya había logrado sembrar tres hectáreas adicionales con sus propios recursos.

Agricultor de Cholón transformó su vida gracias al cacao
Fransisco Espinoza inició su trayectoria en el cultivo del cacao en el año 2008. (Foto: Inforegión)

«El programa nos dotó de insumos y apoyo técnico, lo cual permitió mejorar la fertilidad de las tierras y aumentar la producción. Fue una gran motivación para manejar adecuadamente el cultivo», señala.

Cultivo de cacao

Para Espinoza, el éxito en el cultivo del cacao no solo radica en el acceso a recursos, sino en la organización y la constancia. «Todo está programado: deshierbo, control de malezas, enfermedades, podas y manejo fitosanitario. Si no se le dedica tiempo, el cultivo no prospera», asegura. Gracias a esta planificación, su producción no solo sustenta a su familia, compuesta por siete integrantes, sino que también permite apoyar los estudios superiores de su hija mayor, quien se está formando como docente.

La historia de Fransisco Espinoza es un testimonio del impacto positivo que el cultivo del cacao puede generar en comunidades rurales como Cochapi. Con esfuerzo, planificación y apoyo técnico, ha logrado transformar su vida y la de su familia, convirtiéndose en un ejemplo de cómo la agricultura puede ser una fuente de progreso sostenible.

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