SATIPO. El 25 de noviembre marca una fecha clave para visibilizar la violencia de género. “Datos recientes muestran que, a nivel nacional, se han reportado 121 feminicidios hasta noviembre de este año, lo que evidencia un incremento alarmante», señaló Jhovana Paitán Barrios, responsable de la oficina del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán en Satipo.
A nivel regional, la situación es igualmente crítica. Según el programa Aurora del Ministerio de la Mujer, en Junín se registraron 4945 casos de violencia, de los cuales el 84% afectaron a mujeres. “En Satipo, Pangoa lidera los casos reportados con 396, seguido por la capital provincial”, enfatizó Paitán.
Ante esto, el Centro Flora Tristán impulsa estrategias como la Ciudad Violeta, que busca crear espacios seguros y promover redes de apoyo. También destacan talleres vivenciales que capacitan a mujeres para prevenir, reconocer y denunciar la violencia.
Comunidades nativas enfrentan barreras
En un territorio donde conviven comunidades indígenas con áreas urbanas, las desigualdades se acentúan. “Las mujeres de comunidades nativas enfrentan desafíos adicionales para acceder a servicios de salud, educación y justicia. Muchas veces deben recorrer largas distancias para presentar una denuncia, solo para que les pidan regresar otro día porque el trámite no avanzó,” explicó Paitán.
Para abordar esta problemática, el Centro Flora Tristán trabaja en estrategias interculturales junto a la Gerencia de Desarrollo de Pueblos Indígenas. “Es crucial contar con intérpretes que traduzcan el idioma de las afectadas y articular con las autoridades comunales para facilitar los procesos legales,” añadió. Este enfoque busca garantizar que las mujeres indígenas tengan acceso a una atención oportuna y adaptada a su contexto.
La violencia psicológica
Uno de los tipos de violencia menos denunciados es la psicológica, debido a las dificultades para probarla. “En muchos casos, la violencia psicológica está vinculada con otras formas de agresión, como la física o sexual. Sin embargo, sigue siendo menos visible y más complicada de procesar legalmente,” afirmó Paitán.
La ley que sanciona todo tipo de violencia familiar, es clara en la obligación de las comisarías de recibir denuncias. Sin embargo, casos recientes han evidenciado fallas en el sistema. “Un ejemplo emblemático es el de una madre que intentó denunciar la desaparición de su hija y no fue atendida. Es fundamental que las autoridades cumplan su rol sin prejuicios ni demoras «, expresó.
En Satipo, el hogar refugio se ha convertido en un espacio vital para proteger a las víctimas, especialmente a menores de edad que han sufrido violencia sexual. “Este año se han logrado avances, como asegurar que las niñas puedan continuar con su educación y acceder a servicios básicos mientras están protegidas,” destacó.
Un llamado para erradicar la violencia
Erradicar la violencia de género requiere esfuerzos conjuntos de instituciones, comunidades y la sociedad en general. “La violencia no debe tolerarse bajo ninguna forma. Es un problema que afecta no solo a las víctimas, sino también a su entorno,” dijo Paitán.
El trabajo preventivo se centra en capacitar a lideresas y fortalecer redes de apoyo en comunidades y áreas urbanas. La funcionaria hizo un llamado a reflexionar sobre los patrones que perpetúan la violencia. “Cada uno de nosotros tiene un rol que asumir, desde la crianza en el hogar hasta las decisiones que toman las instituciones. Solo así lograremos sociedades más justas y libres de violencia,” concluyó Paitán.
