La asociación entre empresa exportadora de café Volcafé y la Fundación Costa impulsan la educación en comunidades cafetaleras del Perú mediante la construcción de escuelas innovadoras y seguras. Desde 2013, estas organizaciones, junto con la ONG de arquitectura Semillas, implementaron ocho instituciones educativas que benefician a más de 900 niños cada año en zonas rurales del centro y norte del país.
Volcafé, con un enfoque en la ciudadanía responsable, trabaja con la Fundación Costa desde 2010. Este proyecto inició en Vietnam y se extendió a Colombia y Perú. La Fundación Costa financió todos los proyectos escolares en Perú, demostrando un compromiso sólido con la educación en las comunidades cafetaleras.
Escuelas para las comunidades
Semillas, fundada en 2014 por la arquitecta italiana Marta Maccaglia, se especializa en diseños participativos y en el uso de materiales locales. Con oficinas en Lima, San Ignacio y San Martín de Pangoa, Semillas colabora estrechamente con Volcafé Perú para asegurar que las escuelas además de ser funcionales, sean integradas en la comunidad y adecuadas para el entorno local.
Las nuevas escuelas reemplazan infraestructuras deficientes o en algunos casos son la primera escuela en dichos centros poblados y comunidades nativas, mejorando significativamente las condiciones de aprendizaje. Estas estructuras no solo proporcionan un entorno educativo seguro y cómodo, sino que también sirven como centros de desarrollo comunitario y recreación.
Por su parte, Roberto Ortiz, Gerente General de Volcafé Perú, resalta que estas escuelas son una extensión natural del apoyo a las comunidades cafetaleras, beneficiando a toda la comunidad con mejor infraestructura y acceso a la educación. Kate O’Brien, directora ejecutiva de la Fundación Costa, agradece la colaboración exitosa que permite transformar la vida de muchos niños en Perú.
Comentarios de alumnos y docentes
En las diversas instituciones educativas, distintos alumnos y docentes opinan respecto a la implementación de estas nuevas escuelas brindadas gracias a la alianza entre Volcafe y la ONG Semillas. Destacaron el contraste que perciben en la calidad de la infraestructura, así como en la estética del lugar, aspecto que influye en la comodidad de las personas.
“No tenía buena infraestructura, la guardería era de madera y cuando llovía entraba agua”, son algunos de los comentarios que daban los locales. Además, señalaron que las aulas eran improvisadas y no contaban con un ambiente amigable y seguro.
Por otro lado, se ejecutó una metodología participativa que involucra a los residentes en el proceso de planificación y construcción, lo que refuerza el sentido de propiedad y orgullo comunitario. Además, desde la implementación de talleres de diseño hasta la fabricación de ladrillos a mano, la comunidad juega un papel crucial en la creación de estos espacios educativos.