¿Alguna vez te has preguntado de dónde proviene el pescado que compras? A diferencia de la ganadería industrial, la cual puede tener un proceso con un monitoreo más accesible, la pesca a gran escala e incluso en algunos casos a pequeña, puede resultar muy difícil de vigilar. Por ello, identificar si nuestros productos provienen de la pesca ilegal se vuelve todo un reto.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Acuicultura (FAO), la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada provoca la pérdida de 11 a 26 millones de toneladas anuales de pescado a nivel mundial. Esto es equivalente a aproximadamente 10 000 a 23 000 millones de dólares. En el contexto peruano, la pesca ilegal genera una pérdida de 1200 millones de soles al año.
Uno de cada cinco
Autoridades en la protección marina y alimentación a nivel global, afirman que la pesca sostenible comienza por el consumo individual. Esto debido a que se estima que uno de cada cinco peces es capturado por pesca ilegal o irregular, lo que aumenta la probabilidad de que los productos marinos adquiridos provengan de fuentes no sostenibles.
Recordemos que el ecosistema marino es responsable de generar el 50% del oxígeno que necesitamos, absorber alrededor del 25% de emisiones de dióxido de carbono y de capturar el 90% del calor causado por las emisiones. En la misma línea, consumir productos marinos de origen ilegal, promueve indirectamente la falta de preservación de estos vitales beneficios que el océano nos brinda.
¿Un océano sin peces?
La pesca ilegal se ejerce con métodos que dañan gravemente el funcionamiento general de los océanos. Cuando hablamos de este delito nos referimos a la pesca en áreas marinas protegidas, invasión a millas exclusivas para pesca artesanal, el incumplimiento de los cierres temporales y el uso irresponsable de técnicas como la pesca de arrastre. Esta última implica el uso de redes gigantes que arrasan con todo a su paso, sin ningún tipo de selección, atrapando a todo tipo de especies indiscriminadamente.
Todo esto influye en la reproducción de los peces y en la cantidad de ejemplares por especie, lo que puede afectar a nuestro consumo y, por ende, a las personas que dependen de esta actividad. Según el Ministerio de Producción, en el Perú, la pesca genera alrededor de 400 mil empleos.
¿Cómo consumir pescado de forma responsable?
Es importante tener en cuenta ciertos conceptos para realizar una compra responsable y consciente. Por ejemplo, conocer las especies que estén en peligro, saber las tallas mínimas permitidas para pesca y respetar los periodos de veda, durante los cuales se prohíbe la captura de ciertas especies para evitar la depredación de los recursos naturales y permitir su reproducción y subsistencia.
Algunas de las vedas presentes en el Perú son las del pejerrey (01 abril – 30 junio y 01 agosto – 31 octubre), perico (01 mayo – 30 septiembre), chita (01 diciembre – 31 diciembre), langostino de mar (16 diciembre – 15 febrero) y paiche (01 octubre – 28 febrero). Si quieres conocer más sobre el periodo de vedas aplicadas a nivel nacional visita este enlace.
Otra forma de promover una pesca sostenible, es consumir pescado que provenga de acuicultura sostenible o de pesca con certificaciones de sostenibilidad, como el Marine Stewardship Council (MSC) o el Aquaculture Stewardship Council (ASC).
Finalmente, educar e informar a nuestra familia y amigos sobre las consecuencias devastadoras de la pesca ilegal es esencial. Además, es importante destacar la importancia de adquirir productos marinos con un origen responsable, lo que implica no solo conocer su procedencia legal, sino también asegurarse de que provengan de métodos de pesca sostenibles que respeten los ecosistemas marinos y las comunidades locales.
