La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) incorporó la actividad acuícola como una alternativa económica lícita más, frente a los desafíos existentes y las actividades ilícitas en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
La actividad viene sumando productores y es mucho más que una estrategia económica. «Trabajamos con todos los productores que decidan emprender en el negocio de la acuicultura como una alternativa frente a la realidad que se vive en el Vraem», destaca Jesús González Montalvo, coordinador técnico de la actividad acuícola de Devida en la zona.
Obstáculos iniciales
El impulso inicial de la actividad acuícola se enfrentó a múltiples desafíos. Según relata González, estos obstáculos no hicieron más que fortalecer a aquellos que apostaron por esta alternativa. «Al principio, muchos pobladores o la mayoría de productores se mostraban un poco reacios a trabajar con Devida, porque tenían un mal concepto o no estaban informados acerca de la intervención a través del desarrollo alternativo», explica el coordinador técnico.
Sin embargo, esta propuesta ganó aceptación al presentarse como una oportunidad genuina, una inversión con retorno rápido y una actividad lícita que prometía estabilidad económica. Hoy, en 2024, Devida tiene diversas solicitudes “de productores individuales, de asociaciones, de gobiernos locales, que quieren formar parte del desarrollo alternativo”, destaca González.
Crecimiento y desarrollo
A la fecha, la actividad acuícola cuenta con la participación de cinco grandes asociaciones, con lo que se beneficia a cientos de familias de más de 800 unidades acuícolas distribuidas en 21 distritos. Desde que Devida inició con la actividad, se implementaron salas de reincubación y reproducción de especies de peces amazónicos y asistencia técnica constante.
Además, el acompañamiento también incluye esfuerzos para impulsar la comercialización de las asociaciones, cooperativas y organizaciones. «Actualmente, nosotros también venimos interviniendo en las familias, apoyándolas en la comercialización de sus productos, en aspectos como el flujo de caja o el manejo del dinero fruto de su primera campaña», señala Jesús González.
Si bien la actividad acuícola logró avances en la zona del Vraem, todavía debe formar un mercado sólido. Según González, las cifras revelan que el consumo local de pescado fresco oscila entre los 9.8 kilos por persona, lejos del promedio nacional de 11.5 kilos.
Con el objetivo de fomentar el consumo local, la entidad organizó más de 30 cursos gastronómicos el año pasado y se espera realizar al menos 50 cursos este año. El objetivo es aumentar el consumo a 13 kilos de carne de pescado al año por persona, que es lo recomendado por la Organización Mundial de Salud.
Mirando hacia el futuro
El pronóstico para esta actividad es optimista. Devida firmó convenios con otros entes y programas del Estado, a través de los cuales se espera continuar potenciando la capacitación, producción y comercialización. “Tenemos un convenio con el Ministerio de la Producción, que también involucra al Organismo Nacional de Sanidad Pesquera. Con el cual se va a capacitar a productores acerca de cómo obtener una habilitación sanitaria en sus centros de producción”, comenta Gonzáles.
Otro de los convenios es con la Dirección General de Acuicultura del Ministerio de la Producción, desde el que se tendrán acciones conjuntas para gestionar la formalización de los productores acuícolas. Además, este convenio contempla el trabajo articulado con el Programa Nacional A Comer Pescado, con el cual se busca impulsar el consumo del pescado en ferias.
