PERÚ. Según datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, entre 2017 y 2023, el 85% de las más de 3,700 víctimas de trata de personas fueron mujeres. En 2023, los Centros de Emergencia Mujer atendieron 166,313 casos de violencia, de los cuales 142,182 tuvieron como víctimas a mujeres, siendo la violencia psicológica (42.74%), física (38.32%) y sexual (18.74%) las principales manifestaciones.
Otra realidad preocupante es la desaparición de mujeres. De 18,000 desaparecidos en el 2023, alrededor del 60% (10,800 casos) fueron mujeres adultas, niñas y adolescentes. De acuerdo al Registro Nacional de Información de Personas Desaparecidas (Reniped), cerca de 5,000 de ellas aún no han sido ubicadas, y muchos casos estarían vinculados a trata y feminicidios
Asimismo, la explotación laboral afecta principalmente a mujeres. Hasta 2022, de 406,000 trabajadores domésticos remunerados, 97% eran mujeres y el 84% no tenía pensión, según detalla la Encuesta Nacional de Hogares sobre Condiciones de Vida y Pobreza (Enaho) del INEI. No obstante, la Federación Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Fenttrahop) estima que la cifra real supera las 500,000, con muchas trabajadoras en condiciones precarias y bajos salarios.
Violencia de género en niñas y adolescentes
La violencia de género también se refleja en embarazos adolescentes y uniones tempranas. Según la Encuesta Nacional de Demografía y de Salud Familiar (ENDES), en 2021 los mayores porcentajes de adolescentes entre 15 a 19 años, que estuvieron alguna vez embarazadas, se encuentran en el área rural (15,6% respecto al 8.9 % del promedio nacional).
Respecto a las uniones tempranas, las cifras de la ENDES 2017 señalan que en el Perú, 3 de cada 10 mujeres casadas o unidas comenzaron a convivir antes de los 18 años, y 1 de cada 10, lo hizo cuando tenía 15 años. Las causas detrás de esta cifra son la pobreza, la violencia, la falta de oportunidades y los roles tradiciones de género.
Mujeres migrantes también son víctimas de violencia
El género, sumado a la pobreza, la falta de documentación y los estereotipos culturales colocan a las mujeres migrantes en una situación de extrema vulnerabilidad, exponiéndolas a mayores riesgos de ser víctimas de explotación sexual, laboral y otras formas de violencia.
Según datos del Ministerio Público, en 2022, de las 1,430 víctimas de trata de personas registradas por las Fiscalías Especializadas, un 18.9% correspondía a personas migrantes. Asimismo, un 20.9% de otro grupo de víctimas no especificaron su nacionalidad, pero se presume que también eran extranjeras, lo que elevaría la cifra a casi el 40% del total de víctimas.