La Zona de Agrobiodiversidad Paymakis, en la región Apurímac, incorporó nuevamente más de 50 variedades de papa nativa a sus campos de cultivo, tras un proceso de repatriación de material genético realizado por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI).
Las semillas de estas papas nativas habían sido conservadas en el banco de germoplasma del Centro Internacional de la Papa (CIP), desde donde fueron devueltas a su territorio de origen para su reintroducción productiva y conservación en campo.
Repatriación de material genético andino
La iniciativa forma parte de un trabajo articulado entre el INIA y el CIP, en el marco del proyecto “Zonas de Agrobiodiversidad como hotspot de Recursos Genéticos y Sistemas Agroalimentarios Resilientes en los Andes del Perú”, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
El objetivo central es fortalecer la conservación y el uso sostenible de los recursos genéticos andinos, posicionando a la agrobiodiversidad como un eje clave para el desarrollo rural, la inclusión de los agricultores y la revalorización cultural en las zonas altoandinas.
Impacto en seguridad alimentaria y producción agrícola
La incorporación de estas variedades permitirá fortalecer la agrobiodiversidad local, contribuir a la seguridad alimentaria y recuperar tubérculos que en el pasado formaron parte del paisaje agrícola de Paymakis. Tras la cosecha, las papas serán presentadas a la comunidad y distribuidas entre agricultores conservacionistas.

Este proceso busca sentar las bases para la creación del primer banco comunal de semillas de papas nativas de Paymakis, una herramienta clave para la preservación y circulación local de semillas adaptadas al entorno.
Las variedades repatriadas destacan por su alto valor genético, ya que presentan tolerancia a las principales plagas, contribuyen a mejorar el rendimiento por hectárea y ayudan a conservar la fertilidad del suelo al no requerir agroquímicos.
Además, estas papas nativas se adaptan a diversos climas y ofrecen tubérculos con elevados niveles de vitaminas, proteínas y antioxidantes, lo que favorece tanto la alimentación de las familias rurales como la rentabilidad económica de los productores.
Saberes ancestrales y participación comunal
Durante la entrega del material genético, agricultores conservacionistas y autoridades comunales participaron en la planificación de la siembra y en el tradicional “choque tecray”, una práctica ancestral que integra técnicas agrícolas, espiritualidad y cohesión social.
Hombres y mujeres del campo trabajaron con la chaquitaclla, realizaron el pago a la Pachamama y vistieron trajes tradicionales, reafirmando el vínculo histórico entre la papa, la tierra y la identidad cultural de la zona.
Con esta experiencia, el INIA evidencia la articulación entre conocimiento científico y saberes tradicionales como una vía para proteger el patrimonio agrícola andino y asegurar su continuidad para las futuras generaciones.













