El 29 de noviembre es un día especial para la fauna de América, ya que se celebra el Día Internacional del Jaguar, un felino emblemático tanto para la Amazonía peruana como para diversas culturas de América Latina. Este día no solo reconoce la importancia ecológica de la especie, sino también su rol como símbolo de la lucha contra el tráfico ilegal de especies y su profunda conexión con las tradiciones culturales, especialmente en Perú.
Sin embargo, un reciente estudio publicado en Biological Conservation y citado por Mongabay Latam revela un dato alarmante: el 69% de la población estimada de jaguares en el Corredor Biológico Mesoamericano (CBM) habita en zonas de interés para los narcotraficantes.
Este fenómeno ha tenido un impacto devastador sobre su hábitat natural, ya que los cárteles de drogas han establecido sus rutas de tráfico en las zonas más remotas y protegidas de la región, como los bosques que son clave para la preservación de la especie.
El jaguar: un rey de la selva
El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América, y en la selva peruana, especialmente en lugares como Tingo María, se encuentra en su hábitat natural, conviviendo con una diversidad impresionante de especies. Este imponente felino se distingue no solo por su tamaño, sino por sus excepcionales habilidades y una serie de características únicas que lo convierten en un depredador excepcional.
Una de las peculiaridades más destacadas del jaguar es su habilidad para nadar, lo cual lo diferencia de otros grandes felinos. Se dice que los jaguares son “amantes del agua”, pues disfrutan nadar en ríos y lagunas y cazan presas acuáticas como peces, caimanes e incluso capibaras. Esta capacidad de adaptación a ambientes acuáticos les da una ventaja en la densa selva amazónica, donde el agua juega un papel fundamental en su caza y desplazamiento.
También se caracteriza por tener una de las mordeduras más poderosas entre los felinos, capaces de romper el caparazón de tortugas o aplastar cráneos de presas de gran tamaño. Esta increíble fuerza se suma a su sigilosa técnica de caza: en lugar de perseguir activamente a sus presas, el jaguar acecha desde la vegetación densa, utilizando su camuflaje natural para sorprender a sus víctimas.
La relación cultural del jaguar con Perú
Para muchas comunidades en la Amazonía peruana, el jaguar tiene un valor simbólico profundo. En la región andina, está presente en la cosmovisión de las culturas preincaicas, como los Chavín, quienes lo consideraban un dios y un protector de la naturaleza. Las representaciones de este felino son comunes en el arte y la iconografía de los pueblos andinos, lo que subraya su importancia no solo como un ser natural, sino también como un símbolo espiritual.
En el contexto amazónico, es considerado el guardián del cacao, un elemento sagrado para muchas culturas indígenas de la región. Según el arqueólogo Quirino Olivera, el jaguar está estrechamente vinculado al cacao, simbolizando la protección de esta planta tan vital para las economías locales. Esta conexión entre el jaguar y el cacao refleja la profunda relación que existe entre los pueblos de la selva y su entorno natural, un vínculo que se ha mantenido a lo largo de los siglos.
Símbolo ancestral y desafíos culturales en la Amazonía del Perú
Priscila Peralta, médica veterinaria de fauna silvestre y directora del Festival del Jaguar, reflexiona también sobre la profunda relación entre este emblemático felino y las culturas ancestrales de la Amazonía peruana. Según Peralta, el jaguar no es solo un símbolo de la biodiversidad, sino también una figura central en la cosmovisión de pueblos como los shipibo-conibo, maijunas y yanesha.
«Los pueblos originarios tienen conocimientos ancestrales y han tenido una conexión íntima con la naturaleza a través de los años. Sin embargo, las nuevas generaciones, por la globalización, la tecnología ha hecho que estos conocimientos se pierdan y que, a su vez, la discriminación que enfrentamos en nuestro país hace que muchos de estos jóvenes se sientan avergonzados de la sangre indígena que tienen”, relata Peralta.
También agrega que en las creencias de los maijunas, por ejemplo, el jaguar representa la reencarnación de sus ancestros, lo que los lleva a respetarlo profundamente. Por su parte, los shipibo-conibo ven en el jaguar melánico a un dios protector que los guía durante las ceremonias de ayahuasca.
Profundizando en la cosmovisión de los pueblos amazónicos, Peralta señala que “esos pequeños detalles nos demuestran que la adoración, el respeto y la conexión con este gran felino existían desde tiempos ancestrales y que, a través de las generaciones, se ha ido perdiendo».
En riesgo: amenazas y esfuerzos de conservación
A pesar de su estatus simbólico y su importancia ecológica, el jaguar enfrenta serias amenazas. La deforestación en la Amazonía, la caza furtiva y el tráfico ilegal de especies han reducido drásticamente su hábitat. Actualmente, esta especie ha perdido casi la mitad de su territorio original, y se encuentra en peligro en varias regiones de América Latina, incluido el Perú.
En respuesta a esta creciente amenaza, organizaciones como WWF Perú han liderado esfuerzos para promover la coexistencia entre los jaguares y las comunidades humanas. En Madre de Dios, se ha implementado un innovador programa de monitoreo con cámaras trampa, cuyo objetivo es reducir los conflictos con los ganaderos. Este proyecto, pionero en la región, está ayudando a entender mejor los movimientos de los jaguares y a evitar enfrentamientos, al tiempo que fomenta prácticas de ganadería sostenible.
Fabiola La Rosa, oficial del Programa Vida Silvestre de WWF Perú, resalta que Madre de Dios ha sido la primera región en implementar acciones específicas para mitigar estas situaciones, y se está considerando la opción de extender estas iniciativas a otras regiones.
Estas estrategias son clave para conocer la población de jaguares a nivel nacional. Priscila Peralta destaca que «estudios como esos también se han hecho en la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana el año pasado, junto con la ONG Panthera en el proyecto en el cual fui parte», un esfuerzo que, lamentablemente, no pudo continuar debido a la culminación del proyecto hace unos meses. La falta de continuidad en estos estudios resalta la necesidad de fortalecer los esfuerzos de conservación y monitoreo.
Deforestación pone en riesgo jaguares
A pesar de estos obstáculos, Peralta subraya que los pocos estudios realizados en la región deben ser un motor de impulso para más investigaciones. Propone invitar a investigadores y ONGs internacionales con capacidad de financiamiento para continuar con el estudio de los jaguares en Loreto, evaluar su viabilidad poblacional y enfrentar las amenazas que ponen en riesgo su supervivencia.
En este contexto, las áreas protegidas, que en teoría deberían servir como refugios para el jaguar, también se han convertido en un objetivo para los narcotraficantes debido a su ubicación remota y la escasa presencia humana. Según el estudio publicado en la revista Biological Conservation, hasta el 52% de las poblaciones de jaguares dentro de áreas protegidas se encuentran en zonas de mayor idoneidad para las actividades ilícitas del narcotráfico.
La expansión de la ganadería ilegal, la construcción de pistas de aterrizaje para el tráfico de drogas y la deforestación asociada son algunas de las actividades que están amenazando gravemente a los jaguares.
Los investigadores del estudio, como Nicholas Magliocca y Neil Carter, han resaltado la importancia de considerar los efectos colaterales de la lucha antidrogas en la biodiversidad, sugiriendo que un enfoque más equilibrado podría ofrecer soluciones más efectivas a largo plazo.
Descubrimiento en Tingo María
El pasado mes de octubre, el Parque Nacional Tingo María, en Huánuco, registró la presencia de otorongos. Este importante hallazgo enriquece la biodiversidad del área protegida. El descubrimiento fue confirmado mediante cámaras trampa instaladas por la Universidad de Huánuco. Además, se han documentado otras especies de felinos, como puma, margay y yaguarundí.
Este descubrimiento resalta la importancia de este espacio de conservación. El parque no solo alberga una rica fauna, sino que también brinda servicios ecosistémicos esenciales. Entre estos se encuentran la regulación del clima, el suministro de agua y la presencia de plantas medicinales.
Esta zona es considerada un refugio vital para estos felinos, ya que en sus bosques densos y humedales encuentra su hábitat ideal. Sin embargo, la expansión de la agricultura, la ganadería y la tala ilegal amenaza no solo al jaguar, sino a todo el ecosistema que depende de él.
Fernando Tortato, principal científico de Panthera Brasil, comparte su experiencia en la conservación del jaguar en el Pantanal (el mayor complejo de humedales tropicales del planeta que cubre alrededor de 18 millones de hectáreas, extendiéndose por Bolivia, Brasil y Paraguay) en un artículo para The Pew Charitable Trusts y sentencia que: “Proteger a todas las especies, ya sean murciélagos, hormigas o jaguares, es vital. Mi organización, Panthera, se centra en los jaguares porque tienen un estatus icónico y desempeñan un papel ecológico crucial, ya que se entrelazan con las comunidades tradicionales y las culturas indígenas de toda América.”
Un Futuro para el Jaguar
El futuro del jaguar en Perú depende de acciones concretas y sostenibles que protejan su hábitat y reduzcan los conflictos con las comunidades humanas. El 29 de noviembre, al celebrarse el Día Internacional del Jaguar, es un recordatorio de la importancia de este felino para el ecosistema de la Amazonía y de la necesidad urgente de su conservación.
El jaguar, como emblema de la lucha contra el tráfico ilegal de especies y protector de la naturaleza, sigue siendo una pieza clave en la preservación del equilibrio ecológico de nuestra región. En Tingo María y otras partes del Perú, la protección de esta especie representa no solo un reto ambiental, sino también un compromiso con nuestras raíces culturales y la biodiversidad de la Amazonía.