“Shipibo – Konibo: Retratos de mi Sangre” es una composición visual plasmada por el fotógrafo David Díaz Gonzales. En ella, el artista representa el valor y la vida cotidiana de las familias del pueblo amazónico donde nació, en la región Ucayali. Desde que era un niño, su madre y sus tías, del pueblo shipibo – konibo, cultivaron en él un profundo amor y conocimiento por sus ancestros.
Retratos de mi Sangre está inspirada en el corazón de la infancia de David. De su vivencia en la ciudad pero arropado por la cultura shipibo-konibo que estuvo presente gracias a su familia, quienes provienen de la comunidad nativa Nuevo Saposoa en el distrito de Callería, provincia de Coronel Portillo.
David también encontró inspiración en el reconocido fotógrafo indígena Martín Chambi, cuyos retratos capturan la esencia de los ciudadanos andinos y su autorrepresentación. La obra y técnica de Chambi despertó en el artista un profundo deseo de expandir el conocimiento sobre la cultura shipibo-konibo, destacar su importancia y riqueza.
«La muestra está logrando su objetivo: visibilizar a mi pueblo, preservar nuestra memoria y hacer que la gente sepa quiénes somos y dónde vivimos. Este tipo de información es crucial para que nos conozcan más», señala David. Subraya la relevancia de su trabajo para la continuidad y reconocimiento de su cultura.
Su camino a la fotografía
David Díaz nació en la comunidad de Nuevo Saposoa, la misma que vio nacer a su madre. Sin embargo, su familia se trasladó a la ciudad durante su infancia. Este cambio de entorno provocó en David un conflicto constante en la búsqueda de su identidad, exacerbado por episodios de racismo.
En esta etapa de su vida, entre la adolescencia y la juventud, David fortaleció su conexión con sus raíces. «Comencé a hacerme preguntas, de dónde pertenezco, qué hacer por mí mismo, por mi pueblo, por mi comunidad», expone. Estas inquietudes lo llevaron a encontrar en la fotografía un medio para documentar y difundir la adaptación de su pueblo migrante en la ciudad.
El proyecto fotográfico nació en 2016, junto con su pasión por esta forma de arte. Desde entonces, cada fotografía que capturaba venía acompañada de reflexiones sobre su posición frente a la sociedad, su familia y su pueblo. «Aunque nací en la comunidad, crecí en la zona urbana de Pucallpa mientras la ciudad se desarrollaba».
David poseía una visión occidental, pero mantenía un vínculo innato alimentado por su madre, lo que le confería una gran responsabilidad. «Todo lo que soy habla de mi pueblo, de mis hermanos y paisanos. A partir de ahí, sentí el deseo de poner a mi pueblo en la palestra, a través de lo que me apasiona», reflexiona. En las fotografías aparecen su familia, sus tías, sus primas y su abuelo.
Shipibo – konibo: Retratos de mi Sangre
Esta muestra, que en la actualidad recorre el mundo, es un trabajo que refleja la perspectiva de David Díaz desde su experiencia personal. “Mi proyecto reafirma mi identidad indígena y el compromiso, de crear a través de la fotografía una identidad y una memoria para los jóvenes, (…) este trabajo me permitió reconocer mi propia identidad y sentirme orgulloso de ser quien soy”.
La muestra ‘Retratos de mi Sangre’ recorrió países como Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, España, Hungría, Francia, Italia y Cuba entre 2022 y 2024. Se presentó por primera vez en Cusco, luego en Lima. Su proyección internacional avanzó con el apoyo de diversas embajadas. Actualmente, se exhibe en Turquía.
Al inicio, la exposición se presentó con 15 fotografías, pero a medida que avanzaba y en función del espacio disponible, la muestra creció hasta alcanzar 35 piezas. Este desarrollo llena de satisfacción a David. «Detrás de cada imagen hay una historia profunda que merece ser analizada.»
Más allá de la mirada exótica
Uno de los objetivos que David persiguió durante la presentación de su propuesta fue desafiar la mirada exótica comúnmente atribuida a los pueblos indígenas amazónicos. Una perspectiva que con frecuencia se los asocia con la cosmología y las expresiones culturales. Para David, la muestra busca reflejar la realidad tangible de las comunidades y destacar que son personas reales con un territorio que es intrínseco a su identidad.
La elección del blanco y negro en la propuesta fotográfica de David Díaz responde a una narrativa realista y despojada de distracciones cromáticas. Este enfoque permite que los verdaderos protagonistas sean las miradas, las posturas, la textura y la composición.
«Muchas personas asocian a los pueblos indígenas con el ayahuasca, seres místicos y expresiones culturales. Sin embargo, mis fotografías pretenden mostrar que somos personas reales, como cualquier otra». A través de la fotografía, el artista espera que el espectador se analice a sí mismo.
Crear una memoria
En la actualidad, David Díaz cursa sus estudios en la Universidad Toulouse Lautrec en Lima, donde perfecciona su carrera en la fotografía y enriquece su formación académica. A su vez, trabaja en un proyecto de investigación que tiene como objetivo recopilar archivos fotográficos antiguos, así como relatos y testimonios de las familias shipibas-konibos.
El proyecto, titulado «Memorias del pueblo shipibo-konibo: una mirada a través de la fotografía de este proceso de cambio desde 1950 al 2020», anhela capturar las transformaciones vividas por su pueblo a lo largo de las décadas. A través de su labor, David aspira crear una memoria visual de sus ancestros y construir un legado para las futuras generaciones.