En el 2015, Keyla Polo y Efraín Alva, pareja de casados, buscaron una alternativa para el cuero tradicional. Luego de una investigación, descubrieron que en países como Islandia, trabajan con cuero de pescado, algo sin duda sorprendente, ya que por dónde sea que vayas, se considera que el pez solo te brinda su carne, y lo demás es desecho.
Empezaron a hacer las pruebas, y poco a poco obtuvieron un cuero de buena calidad a base de la piel de los peces. Todo esto sin insumos químicos como cromo y plomo, lo que significó la creación de un cuero sostenible, digno de compartir con el Perú.
Es así como nació Qaya, un negocio que ofrece distintos productos a base de piel de peces personalizados con tintes y fibras naturales. Puedes encontrar desde bolsos y billeteras, hasta bisutería y calzados.
El viaje del cuero
Keyla Polo conversó con Inforegión y comentó que ellos adquieren las pieles desde cero, es decir, tratan con pescadores artesanales, criadores y acuicultores, para que luego el elemento pase por un proceso de selección según la especie y tamaño.
De esta manera, se hace el descarnado para retirar las escamas y restos de carne o grasa que tengan. Después de esto, las pieles pasan por su fórmula original de tanino libre de químicos (sustancia que convierte piel cruda en cuero). Eso representa un alivio para el residuo hídrico, el cual puede ser desechado sin problemas de contaminación.
Polo resaltó que este cuero no es cómo ningún otro. Además de ser totalmente sostenible, es más resistente que su homónimo vacuno. Asimismo, cada producto final tiene una textura única y acabado diferente, otorgándole una personalidad a estas obras artesanales.
El desecho más valioso
Es común pensar que además del aceite, carne, harina y colágeno, los pescados no pueden darnos otro recurso valioso. Eso está cambiando en los últimos años gracias a negocios como Qaya, Wame o el reciente emprendimiento Awajún que combina la shiringa con piel de especies acuáticas.
El Ministerio de la Producción afirmó que solo en el 2014, el Perú generó una producción de pesca de 93.4 millones toneladas, peso del cual el 70% representa residuos orgánicos. En este margen, entran las vísceras, esqueleto, aletas, caparazón, piel y entre otros. Esto significa que estamos presenciando un negocio textil con un potencial sumamente grande.
En el caso de nuestro país, Perú consume grandes cantidades de pescado. A lo que Polo afirmó que compran las pieles tanto de proveedores industriales como de comunidades nativas, brindando a estos un ingreso extra. De hecho, el reto no fue encontrar el material, sino capacitar a los involucrados en un “fileteo” responsable que no dañe la piel.
Sostenibilidad en su máxima expresión
Qaya no solo tiene una huella ambiental cero, sino que también contribuye al desarrollo de comunidades nativas comprando lo que antes consideraban como desechos.
De esta forma, les dan una ingreso adicional a las familias que se dediquen al rubro de la acuicultura. Cabe señalar que trabajan con especies de todas las regiones del Perú. En la costa, con la corvina, perico y toyo; en la sierra, trucha y tilapia; y en la selva, con el paco, paiche, gamitana y doncella).
Sumado a esto, antes de la pandemia también han trabajado junto con internas de penales de Lima, dándoles la oportunidad realizar productos con el cuero, los cuales se han ofrecido en distintos lugares.
Clientes de Qaya
Qaya cuenta con dos tipos de clientes; los diseñadores nacionales e internacionales, que compran directamente la materia prima para sus proyectos y colecciones; y las personas naturales que adquieren los productos finales, y según Polo los interesados son de todas las edades.
Si quieres adquirir sus productos, puedes acceder a su contacto haciendo click aquí.