El Tratado Global de los Océanos representa un hito histórico, siendo un pacto firmado por los estados miembros de la ONU con el fin de transformar la protección de los océanos a nivel mundial. Este tratado, que busca realizarse antes de 2030, se basa en convertir el 30% de los océanos de todo el mundo en zonas protegidas para salvaguardar la biodiversidad marina.
La urgencia de este acuerdo era evidente porque no existía un compromiso claro para establecer una legislación que abordara los asuntos en alta mar, dejando un vacío legal que no sancionaba las acciones perjudiciales para el medio ambiente.
La importancia de la ratificación
Según los lineamientos de la Unión Europea (UE), la ratificación del Tratado Global de los Océanos debe realizarse primero a nivel comunitario y luego por cada Estado miembro. A la fecha, 89 naciones, incluidos los 27 gobiernos de la UE, firmaron este pacto, demostrando un respaldo global sin precedentes.
Sin embargo, solo cuatro países lo han ratificado hasta el momento, subrayando la necesidad de un mayor compromiso internacional. La ratificación del tratado por parte de Chile a principios de 2024, por ejemplo, fue un precedente importante que invita a otros países de la región latinoamericana a seguir este camino.
Chris Thorne, activista y miembro de la campaña global de Océanos de Greenpeace, destacó la importancia de esta votación como el primer paso de una serie de ratificaciones regionales. «Esta votación es la primera de una organización regional y debe desencadenar una ola de ratificaciones. Los 27 gobiernos de la UE deben seguir su ejemplo antes de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos de 2025 en Niza», subrayó Thorne.
Los desafíos de la protección de los océanos
La comunidad científica urge a que al menos el 30% de los océanos del mundo se declaren santuarios marinos para 2030. Actualmente, menos del 1% de los mares alta mar está adecuadamente protegido, lo que destaca la urgencia de acciones más sólidas y coordinadas a nivel global.
Asimismo, el Pacto Mundial de la ONU resalta cinco principales amenazas para los océanos: el cambio climático, la contaminación por desechos y plásticos, la sobreexplotación de los recursos marinos, la destrucción de ecosistemas marinos y la falta de acción gubernamental.