El deshielo de los polos, generado por el calentamiento global, ha suscitado preocupaciones a nivel mundial en las últimas décadas. En este período, el área total de hielo marino en el Ártico ha experimentado una significativa disminución durante los veranos, impactando en los sistemas climáticos globales y alteraciones en ecosistemas locales.
El Ártico podría enfrentar su primer ‘verano sin hielo‘, indicando una reducción de aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados en la cubierta de hielo. Este fenómeno podría tener consecuencias adversas, amplificando el calentamiento global.
La importancia del Albedo
No mucho se sabe de la importancia del albedo, es decir, la medida que usamos para referirnos a cuánta luz solar se refleja de una superficie. El hielo marino, posee un alto albedo, reflejando gracias a su color blanco. más del 85% de la luz solar. Sin embargo, las aguas abiertas son más oscuras, con un albedo inferior al 7%, lo que resulta en una mayor absorción de calor por parte de la Tierra.
Qué es la retroalimentación positiva
Este proceso de deshielo de los polos y la consiguiente pérdida de hielo marino generan un fenómeno llamado retroalimentación positiva. Este acelera el calentamiento global al retirarse el hielo marino y calentarse el agua, contribuyendo así a la fusión adicional del hielo y al aumento de las temperaturas.
Consecuencias para las corrientes oceánicas
El permafrost, que son los suelos congelados en los polos y otros lugares, está experimentando un derretimiento acelerado debido al deshielo. Este suelo contiene gases de efecto invernadero, que incluyen metano, CO2 y otros que se liberarán con la descongelación, intensificando el calentamiento global.
Se estima que para el año 2100, al menos el 25% de las corrientes cálidas globales experimentarán cambios significativos a medida que las aguas de los polos se viertan en los océanos, alterando el transporte de las aguas superficiales cálidas desde los trópicos hacia los polos y transformando el mapa climatológico global.
Los inviernos podrían volverse más severos pero más breves, la primavera se adelantaría, los veranos serían más largos y cálidos, y el otoño sería más corto, acompañado de sequías prolongadas y fenómenos de calor extremo en los periodos estivales.
El aumento acelerado de las temperaturas en las regiones polares está provocando cambios drásticos en los gradientes de temperaturas y presiones en latitudes más bajas, afectando las estaciones.
Efectos en la biodiversidad
Durante los veranos árticos, se ha observado que las capas de hielo marino presentan el menor grosor de las últimas tres décadas. En la Antártida, se ha registrado la temperatura más alta jamás documentada, superando los 18 °C.
Esto pone en riesgo a la diversidad biológica de los polos, causando alteraciones significativas en su entorno y recursos alimenticios. Si la tendencia actual de deshielo persiste, elementos cruciales para preservar la armonía en los ecosistemas experimentan impactos negativos, afectando los procesos productivos de innumerables especies.