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martes 08, octubre 2024

“Los pueblos indígenas debemos ser parte de las negociaciones y las soluciones climáticas”

Más de un centenar de representantes de pueblos originarios de todos los continentes participaron en la vigésimo octava Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28).

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COP28. “Sin los pueblos indígenas no hay solución climática”, coincidieron mujeres y varones de distintos pueblos originarios que se dieron cita en la COP28, que se llevó recientemente en Dubai. Esta afirmación es parte de dos puntos esenciales para ellos: participación en las negociaciones climáticas y financiamiento climático directo para los pueblos indígenas. Desde hace años lo exigen. No es suficiente estar en los pasillos de la sede de la COP de turno, tampoco en los side events en los que participan.

Los pueblos indígenas son uno de los nueve grupos que tienen estatus de observadores al interior de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y, por consiguiente, ejercen un papel influyente en los esfuerzos climáticos globales. Sin embargo, aún hay una brecha significativa cuando se trata de garantizar una participación significativa en la política climática.

La COP28 tuvo como prioridad la agenda global (GST, por sus siglas en inglés), componente central del Acuerdo de París que implicaba una evaluación exhaustiva de hasta dónde ha llegado el mundo en la lucha contra el cambio climático y cuánto le queda por recorrer. Hubo ocho versiones del documento final, que se cerró el 13 de diciembre, un día después del cierre previsto.

Domingo Peas, presidente de Cuencas Sagradas.
Domingo Peas, presidente de Cuencas Sagradas.

Lo que se ha resaltado de este documento es el acuerdo sobre la “transición para abandonar los combustibles fósiles”. Otro de los puntos principales de la agenda de los indígenas, sobre todo de las tres cuencas de bosques tropicales (Amazonía, Congo y Asia-Pacífico), que albergan dos tercios de la biodiversidad terrestre, pero donde casi el 20% de los bosques tropicales intactos conviven con concesiones activas y potenciales de petróleo y gas.

Los indígenas amazónicos tienen muy malas experiencias con los hidrocarburos. “Los combustibles fósiles, especialmente el petróleo, han causado y continúan causando un gran daño en los territorios de la Amazonía peruana. Hemos visto comunidades nativas que han sufrido durante 30 o 40 años la extracción de petróleo, sin que las ganancias obtenidas por esa actividad se hayan distribuido de manera justa, y más bien ha habido contaminación de sus ríos, sus suelos y con ello se amenaza la seguridad alimentaria”, dice Ketty Marcelo, indígena asháninka-yanesha y presidenta de la Organización de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas (Onamiap), a Inforegión.

“Se habla de transición energética, pero consideramos que esta transición justa debe reconocer a la madre naturaleza como sujeto de derecho, así como a las vidas que habitan en nuestros territorios. También debe contemplar la libre determinación de nuestros pueblos. Al hablar de energía renovable, creemos que nuestros pueblos deben ser consultados y se debe obtener su consentimiento”, añade.

De hecho, las delegaciones originarias llegadas a la COP pidieron que las partes de la ONU se sumaran al tratado de no proliferación de combustibles fósiles para poner fin a la expansión del carbón, el petróleo y el gas. “El texto es muy débil. A pesar de los muchos aportes y presentaciones que hicimos, nuestras opiniones no se han integrado”, asegura Domingo Peas Nampichkai, líder ecuatoriano del pueblo achuar y presidente de la Alianza Cuencas Sagradas, que integra a 30 pueblos indígenas de Ecuador y Perú.

Él reconoce que en las COP de cambio climático quienes toman las decisiones hablan de los pueblos indígenas, reconocen su valor en el cuidado de los bosques, pero saben muy poco de su realidad y de las amenazas a las que están expuestos. No está conforme con los resultados de Dubai.

 

“Hemos venido a la COP28 para hablar sobre cambio climático, nos gustaría participar en las negociaciones, pero no se nos da la oportunidad. El ecosistema amazónico está vivo, pero la industria de los combustibles fósiles lo puede dañar irreparablemente. Nosotros no queremos más explotación de petróleo en nuestro territorio. Tampoco queremos minería ni tala ilegal. La Amazonía debe ser respetada como cualquier ser humano”, indica a Inforegión.

Respecto del balance global, señala que el modelo económico actual no permite salir delparadigma de los combustibles fósiles. Sin embargo, considera que “hay esperanza” de que el mundo entienda que estamos ante un punto de no retorno en la Amazonía.

Ketty Marcelo, presidenta de Onamiap.
Ketty Marcelo, presidenta de Onamiap.

El documento –añade– muestra que los presidentes de los países más contaminantes han ganado, pero la ciencia, la academia, la sociedad civil, algunas empresas privadas junto con las organizaciones indígenas “seguiremos insistiendo en la necesidad de terminar con los combustibles fósiles. Los pueblos indígenas de todo el mundo debemos andarjuntos y mostrar que somos los mejores aliados de los gobiernos para atender la crisis climática y la pérdida de biodiversidad”.

Para Gregorio Mirabal, responsable de clima y biodiversidad de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), el documento final es un pequeño avance. “Se reconoce por primera vez la necesidad de una transición que deja atrás los combustibles fósiles. Eso hay que rescatarlo como una declaración, como un titular periodístico”, subraya, pero considera que no es un logro histórico, “es insuficiente”.

Los negociadores –continúa– han llegado a esa decisión tras la intensa presión de la sociedad civil, algunos gobiernos y los diversos pueblos indígenas que han participado en la COP. Destaca el papel que han jugado la Unión Europea, Brasil, Colombia, Dinamarca, Costa Rica, y algunos países asiáticos.

El documento final del balance global contiene nueve menciones a pueblos indígenas, el borrador anterior tenía once.  Se indica que las políticas públicas climáticas deben respetar los derechos de los pueblos originarios; también se reafirma que las soluciones sostenibles y justas a la crisis climática deben basarse en un diálogo social significativo y efectivo con la participación de todas las partes interesadas, incluidos los pueblos indígenas.

Se reconoce además el conocimiento de los pueblos indígenas y los sistemas de conocimiento locales, las cosmovisiones y sus valores para apoyar el logro del objetivo global de adaptación climática y diseñar una infraestructura resiliente al clima.

“El GST nos menciona, reconoce que somos los guardianes de la tierra, resaltan nuestro trabajo, pero son los mismos reconocimientos que se hacen todos los años; no se da el paso final: que es que los pueblos indígenas participen en las negociaciones”, apunta Mirabal.

Reclama que ningún gobierno lleva a la COP a pueblos indígenas para estar en la mesa de negociaciones o al menos estar en los momentos donde se dan esas discusiones, ni siquiera como observadores. “El documento podría ser mejor con nuestra participación”, subraya. Aunque habría que señalar que algunas delegaciones nacionales incluían a representantes de los pueblos originarios.

El líder del pueblo indígena kurripako de Venezuela indica que la gran pregunta gira en torno de la implementación, pues –afirma– es un acuerdo muy general. “¿Cuándo se va a llevar a cabo la implementación? Si no se hace pronto, corre el riesgo de quedarse en una declaración, y la crisis climática no se detendrá. Tenemos poco tiempo”.

Por su parte, Levi Sucre, director general de la Alianza Mesoamérica de Pueblos y Bosques, considera que los resultados de la COP28, lejos de brindar esperanza a los pueblos indígenas y comunidades locales, no solo carecen de aliento, sino que tampoco sorprenden.

“Observemos el escenario en el que se forjaron estos acuerdos: en lugares distantes de nuestras comunidades, en edificios de las capitales, poblados por individuos que nunca han puesto un pie en un bosque, aquellos que contribuyen significativamente a la contaminación de nuestros territorios y que, sin embargo, toman decisiones sobre cómo gestionarlos junto a nosotros”, señala a Inforegión.

En la COP28, añade, fue evidente el liderazgo de los pueblos indígenas y las comunidades locales en la exigencia del respeto a sus derechos y la ausencia de un modelo de inversión directa que llegue a sus territorios, donde se protegen los bosques. El acuerdo solo da una línea a tales derechos.

Fanny Kuiri, presidenta de COICA.
Fanny Kuiri, presidenta de COICA.

“Nuestra expectativa era que la COP28 abordara estos temas cruciales para la supervivencia de los bosques, pero lamentablemente, el debate se centró nuevamente en los intereses económicos de un modelo de desarrollo obsoleto desde el punto de vista ambiental. Aunque se logró un acuerdo sobre una transición en la eliminación del uso de fuentes de energía fósiles, consideramos que es crucial volver la mirada a donde se encuentran los bosques, en nuestras comunidades, y concentrarse en garantizar la seguridad jurídica de los mismos para que podamos seguir protegiéndolos”, detalla.

Un punto central que destaca y que coincide con los otros entrevistados para este reportaje, es la financiación climática, “que tampoco ha avanzado lo suficiente, ya que no está diseñada para llegar a nuestras comunidades”. Otro es la corrupción, especialmente en los países en desarrollo. “Existe una carencia general de fondos para abordar la crisis climática, especialmente en el apoyo financiero necesario para aquellos que defendemos los territorios de amenazas de grandes empresas agroindustriales, hidroeléctricas y mineras. Cuando se prometen fondos, estas promesas no se destinan a nuestras comunidades, a pesar de la expectativa de que continuemos desempeñando nuestro papel milenario como guardianes de la tierra”.

De hecho, al inicio de la COP28 los representantes indígenas manifestaron su compromiso a trabajar con los Estados para implementar soluciones reales basadas en sus conocimientos.

Por otro lado, el 11 de diciembre se lanzó la Declaración conjunta de la COP28 sobre el clima, la naturaleza y las personas, e incluyó 4 menciones a los pueblos indígenas:acceso a la financiación climática de manera inclusiva y equitativa, incluso a través de modalidades de acceso directo, en particular para los pueblos indígenas; garantizar la representación y participación plena, equitativa, inclusiva y efectiva de los pueblos indígenas en la planificación e implementación de planes y estrategias sobre clima y biodiversidad en todos los niveles, respetando sus derechos, mejorando la seguridad de la tenencia de la tierra y utilizando sus conocimientos tradicionales.

Asimismo, considera que se debe fomentar su colaboración en la recopilación de datos, métricas y metodologías, y marcos de información voluntaria para el cambio climático, la biodiversidad, y los esfuerzos de gestión sostenible de la tierra.

Es un reconocimiento que se suma al de la evidencia científica. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de la ONU afirmó en febrero de 2022 que los pueblos indígenas son “fundamentales” para hacer frente al cambio climático y pidió que se les reconozca la tenencia de la tierra, sus sistemas de conocimiento y la gestión de los bosques.

Los pueblos indígenas y las comunidades locales están a la vanguardia de la acción climática. Salvaguardan el 80% de la diversidad biológica y cultural del mundo, mientras ocupan sólo el 20% de las tierras. Además, poseen conocimientos y soluciones vitales para restaurar ecosistemas y sumideros de carbono.

Antes de la COP28 se conoció un estudio publicado por Nature Climate Change, que revela que los bosques gestionados formalmente por comunidades indígenas y locales han mejorado los resultados en materia de carbono, biodiversidad y medios de vida, abordando simultáneamente tres objetivos buscados por las propuestas globales de soluciones basadas en la naturaleza.

“Cada vez hay más consenso internacional de la importancia y relevancia de los pueblos indígenas, de su conocimiento tradicional, de sus derechos y de su forma particular de enfrentar los efectos del cambio climático. Sin embargo, ello no ha determinado que haya un mayor financiamiento para los pueblos indígenas, todavía es insignificante para las organizaciones indígenas. Eso es una contradicción”, dice David Kaimowitz, director de programas de International Land & Forest Tenure Facility.

De hecho, sólo el 2,1% de los US$1.700 millones prometidos a los pueblos indígenas en la COP26 en Glasgow (2021) llegaron directamente a ellos, según la Alianza Global de Comunidades Territoriales.

Durante la COP28, la alianza señaló que los donantes siguen utilizando sistemas inadecuados y anticuados para documentar y entregar la ayuda al desarrollo y, a menudo, envían el dinero para los pueblos indígenas y las comunidades locales a través de terceros, lo que limita las cantidades que les llegan.

Los pueblos indígenas también fueron mencionados en la Declaración de los Emiratos sobre Agricultura Sostenible, Sistemas Alimentarios Resilientes y Acción Climáticafirmada por más de 130 naciones. Más allá de la declaración, se anunció la movilización de más de US$2.500 millones en financiación para apoyar la seguridad alimentaria y al mismo tiempo combatir el cambio climático.

Entre los puntos clave descritos en la declaración se encuentran la adaptación de los sistemas alimentarios a los cambios climáticos actuales, con especial atención a los pequeños agricultores y grupos indígenas, la mejora de la gestión del agua en la agricultura y la protección y restauración del suelo y los ecosistemas.

El cambio climático puede alterar la disponibilidad de alimentos, reducir el acceso a los mismos y afectar su calidad. “Nosotras, las mujeres indígenas, asistimos a estas cumbres, pero no solo hablamos del cambio climático en nuestros territorios, sino también de cómo afecta la seguridad y soberanía alimentaria, nuestra identidad con la pérdida de semillas, y otros aspectos como la transmisión de conocimientos, salud y educación. Todas estas áreas están interconectadas, y miramos el territorio de manera integral, defendiendo todas las vidas que nos rodean”, explica Ketty Marcelo.

“Hay muchos intereses de los empresarios agrícolas, que son los que también tienen voz frente a los estados. Habrá que ver cuán efectiva es esta declaración. Nosotras como mujeres indígenas abordamos el aspecto de la necesidad de incluir el respeto y la conservación de la biodiversidad tanto alimentaria, como medicinal, y de todo lo que corresponde a la alimentación principalmente de los diferentes ecosistemas en el mundo”, señala Tarcila Rivera Zea, fundadora de Chirapaq.

Fanny Kuiri, coordinadora general de la COICA dice a Inforegión que esperaba un final más ambicioso respecto de los combustibles fósiles y un mayor compromiso con los pueblos indígenas.

“En primer lugar, la Amazonía corre peligro por diversas actividades legales e ilegales, y es pernicioso que se siga dependiendo del petróleo. Los tomadores de decisiones nos reconocen, nos saludan, pero no nos consideran a su nivel. Mientras no haya diálogo de pares, entre pueblos indígenas y los gobiernos, no habrá soluciones reales para enfrentar la crisis climática”, remarca.

Ella sabe que será muy difícil que los países lleguen a un consenso para dejar de ladolos combustibles fósiles. Incluso que la tan esperada transición energética sea justa, tal como exigen los pueblos indígenas. Sin embargo, al igual que sus compañeros no pierde la esperanza de ser escuchados. “Lo que se ha decidió en esta COP puede ser un avance, pero los negociadores de las siguientes conferencias deben tener en cuenta que sus decisiones afectan la conservación de los ecosistemas, en especial la Amazonía. Debe haber voluntad de terminar con la crisis climática y con las industrias que la fomentan”,concluye.

Finalmente, hay que resaltar dos iniciativas sudamericanas. Por un lado, Perú propuso lacreación del Fondo Climático para Mujeres Indígenas, que beneficiaría a más de 3 millones de mujeres de poblaciones originarias del país, y contará con dos componentes: fortalecimiento de capacidades y liderazgo; y recursos para la acción climática, que permitan reducir la vulnerabilidad asociada al cambio climático.

La ministra del Ambiente de Perú, Albina Ruiz, indicó que este lanzamiento marca un hito en las acciones que vienen desarrollando los pueblos indígenas u originarios, especialmente la población femenina que es muy vulnerable ante los impactos del cambio climático. “Merecen una atención inmediata y focalizada en sus territorios para que sus planes de vida no se vean afectados”, aseveró.

“Esperamos que más países, aliados del sector privado, y del financiero; la cooperación internacional y la sociedad civil se sumen. Esperemos que en enero podamos aprobar esta versión preliminar de nota de concepto y durante el primer trimestre de 2024 contar con un Plan de Trabajo que ayude a fortalecer su rol como lideresas en la lucha contra el cambio climático”, añadió.

En tanto que Sonia Guajajara, ministra de pueblos indígenas de Brasil, planteó crear un comité técnico sobre cambio climático, con representación permanente de los pueblos indígenas. La iniciativa tiene como objetivo integrar la perspectiva de los pueblos tradicionales en la propuesta que Brasil llevará a la COP30 en Belém.

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