martes 18, marzo 2025

La minería de oro destruye turberas en la Amazonía peruana a un ritmo alarmante

La expansión de la minería de oro en la Amazonía peruana está devastando turberas, que son clave para la absorción de carbono, acelerando la crisis climática. En solo dos años, la destrucción de estos ecosistemas ha superado los niveles de las tres décadas anteriores.

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La minería de oro en la Amazonía peruana está generando una destrucción sin precedentes de las turberas, uno de los ecosistemas más importantes para la captura de dióxido de carbono y la lucha contra el cambio climático. Según un estudio reciente publicado en Environmental Research Letters, en los últimos dos años se ha destruido más superficie de turberas que en las tres décadas anteriores, lo que agrava los efectos del cambio climático.

El estudio, basado en más de 35 años de datos de satélite del programa Landsat de la NASA, revela que la minería de oro en la región de Madre de Dios ha devastado más de 550 hectáreas de turberas, liberando entre 0.2 y 0.7 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera. Más de la mitad de esta destrucción ha ocurrido en los dos últimos años.

El impacto de las turberas en el cambio climático

Las turberas de la Amazonía son humedales ricos en palmeras donde se acumula la hojarasca y las raíces en descomposición, formando capas profundas de turba que funcionan como grandes reservorios de carbono. Estas áreas tienen una capacidad de captura de CO2 siete veces mayor que los bosques de la región. Sin embargo, la actividad minera está alterando estos ecosistemas de manera irreversible.

La minería en turberas representa alrededor del 9 % de la actividad minera en la región amazónica de Perú, pero esta cifra está en rápido aumento. (Foto: Andina)

Las turberas son espacios donde se acumulan capas de material orgánico en estado de semidescomposición, conocido como turba. Estas formaciones naturales se desarrollan en áreas de mal drenaje, con un ambiente saturado de agua y bajo en oxígeno, lo que evita que el material vegetal se descomponga por completo. En el Perú, las turberas cubren una extensión cercana a los 50 mil kilómetros cuadrados, lo que representa alrededor del 50% del carbono almacenado en la biomasa forestal del país.

John Householder, geólogo del Instituto Tecnológico de Karlsruhe y uno de los autores del estudio, destacó que incluso la pérdida de pequeñas áreas de turberas tiene un gran impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero. “Esto significa que incluso la pérdida de pequeñas zonas de turberas puede tener un gran impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero”, afirmó.

La minería a pequeña escala y su expansión

La minería en turberas representa alrededor del 9 % de la actividad minera en la región amazónica de Perú, pero esta cifra está en rápido aumento. Según el estudio, si la tendencia sigue, en 2027 la minería en turberas podría representar el 25 % del total de la actividad minera en la zona. Actualmente, 63 de las 219 zonas de turberas de la región ya se encuentran afectadas, lo que ha causado la destrucción de más de 10.000 hectáreas. Esta pérdida podría liberar hasta 14.5 millones de toneladas de CO2, lo equivalente a las emisiones anuales de millones de vehículos.

Los expertos hacen un llamado urgente para proteger estos ecosistemas vitales, destacando que “si no frenamos esta destrucción, el daño a las turberas amazónicas podría ser permanente, con graves repercusiones ambientales, sociales y económicas a largo plazo”. (Foto: Andina)

A pesar de la importancia de las turberas en la captura de carbono, el estudio señala que apenas hace una década comenzaron los estudios científicos sobre su función ecológica. Los investigadores advierten que aún existen grandes depósitos de turba en zonas no estudiadas, que podrían estar desapareciendo antes de que se logre conocer su verdadero valor.

Llamado a la protección de las turberas

El estudio concluye que, si no se detiene la minería en estas áreas, los daños podrían ser irreversibles, con consecuencias graves para el medio ambiente y las comunidades locales. Los expertos hacen un llamado urgente para proteger estos ecosistemas vitales, destacando que “si no frenamos esta destrucción, el daño a las turberas amazónicas podría ser permanente, con graves repercusiones ambientales, sociales y económicas a largo plazo”.

La conservación de las turberas es fundamental no solo para la regulación del ciclo hídrico, sino también para la biodiversidad local, ya que proveen recursos vitales para las comunidades, como frutos, fauna y pescado. Sin embargo, su continua destrucción pone en riesgo no solo el equilibrio ecológico de la región, sino también la estabilidad climática global.

Lee el informe aquí. 

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