lunes 02, diciembre 2024

José Pizango: El guardaparque que protege la selva frente a la minería ilegal

Desde la Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana, Pizango arriesga su vida para proteger los frágiles ecosistemas amazónicos y combatir las amenazas que los acechan.

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José Pizango Magallanes, oriundo de Loreto, lleva doce años siendo guardaparque en la Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana, un área natural protegida que abarca más de 58 000 hectáreas en la provincia de Maynas en Loreto. Siguiendo el ejemplo de José, sus hermanos Frank y Dennis también se convirtieron en guardaparques, formando un equipo familiar dedicado a la conservación.

“Es muy bonito tener dos hermanos más apuntando a la conservación de nuestros bosques”, comenta José, destacando el orgullo y la unión que este trabajo representa para su familia. La labor de los Pizango no es solo un trabajo, sino una vocación que los conecta  con la naturaleza y los ecosistemas que protegen, como los bosques inundables y los raros varillales que caracterizan esta reserva.

La lucha diaria contra las amenazas

La Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana enfrenta múltiples desafíos, siendo la minería ilegal uno de los más graves. Esta actividad no solo pone en peligro los ecosistemas, sino que también genera violencia contra quienes se interponen en su camino.

La Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana es un refugio para especies únicas como el huapo ecuatorial y la Perlita de Iquitos. (Foto: Gino Tuesta Cometivos)

Hace un año, José sufrió un robo por parte de mineros ilegales mientras patrullaba la reserva. “Casi pierdo la vida, pero gracias a Dios estoy acá para seguir en bien de la conservación”, relata. A pesar del peligro, José y sus hermanos enfrentan estas amenazas con determinación. Según él, “la única arma que tenemos para enfrentarnos a los ilegales es la razón, con ella los estamos derrotando”.

La Reserva Nacional Allpahuayo-Mishana es un refugio para especies únicas como el huapo ecuatorial y la Perlita de Iquitos, un ave que solo habita en los varillales de arena blanca. Además, alberga más de 475 especies de aves, 145 mamíferos, y una rica biodiversidad vegetal que incluye árboles endémicos como el aguaje de varillal y el aceite caspi.

Sin embargo, este paraíso natural también es vital para las comunidades locales, ya que protege fuentes de agua esenciales y fomenta prácticas sostenibles. Su proximidad a Iquitos le otorga un potencial único para el turismo de naturaleza y la educación ambiental.

La recompensa de vivir con la naturaleza

A pesar de los riesgos, José encuentra en su trabajo una conexión especial con el entorno. “Lo que más me gusta de ser guardaparque es compartir y vivir con la naturaleza. Paso más tiempo acá dentro de mi trabajo; vivir en el bosque es una experiencia única”, explica.

Hace un año, José sufrió un robo por parte de mineros ilegales mientras patrullaba la reserva. (Foto: Gino Tuesta Cometivos)

Proyecto guardianes

La historia de José forma parte del proyecto “Guardianes, crónica de guardaparques en el Perú”, una iniciativa del Grupo Viajeros impulsada por el Sernanp y diversas organizaciones de la sociedad civil y el Estado, que tiene como objetivo poner en valor el aporte y el legado de los guardaparques del sistema nacional de Áreas Naturales Protegidas. Conoce más aquí.

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