Jorge Mario Bergoglio, elegido sumo pontífice en 2013 bajo el nombre de Francisco, marcó un antes y un después en la Iglesia Católica al colocar el cuidado del planeta entre sus prioridades. Inspirado por San Francisco de Asís, patrono de la ecología, el Papa quiso modernizar la Iglesia y lo hizo también mediante su compromiso con la defensa del medio ambiente.
El 18 de junio de 2015, publicó Laudato Si’, una encíclica de 190 páginas dedicada al “cuidado de la casa común”. No fue solo un llamado espiritual: fue una crítica contundente al modelo de desarrollo consumista y una exhortación a actuar frente al cambio climático, que calificó como una crisis global con profundas consecuencias sociales y económicas.
Uno de los hitos más recordados de su papado fue su visita en 2018 a Puerto Maldonado, en Madre de Dios, en el corazón de la Amazonía peruana. Allí, rodeado de representantes de más de veinte pueblos indígenas, denunció el extractivismo descontrolado de petróleo, madera y oro, y el olvido de las autoridades.
“Si, para algunos, ustedes son considerados un obstáculo o un estorbo, en verdad, ustedes con su vida son un grito a la conciencia de un estilo de vida que no logra dimensionar los costes del mismo”, dijo ante miles de indígenas. Reconoció su papel crucial en la defensa de los ecosistemas amazónicos. Su presencia fue histórica: nunca antes un papa había visitado esta región.
Esa visita dio pie al Sínodo Amazónico, celebrado en Roma en 2019, donde se consolidó la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), una organización sin precedentes en el mundo católico, cuyo objetivo es coordinar acciones pastorales y ambientales para esta región.
Laudato Si’: un documento sin fronteras
Según María Adelaida Farah Quijano, vicerrectora de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, la encíclica es el legado más significativo de Francisco: “Especialmente a partir de su publicación en 2015, impulsó una conciencia ambiental global”. Laudato Si’ cumple 10 años en mayo de 2025, y su mensaje sigue vigente.

El documento abarca temas como la contaminación, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la escasez de agua. “El clima es un bien común, de todos y para todos”, escribió el Papa, quien planteó también el principio de justicia intergeneracional y socioambiental. Llamó a abandonar el antropocentrismo y a adoptar una visión integral del desarrollo.
Para Sandra Vilardy, ex viceministra de Ambiente de Colombia, el valor del texto radica en que traduce información científica en un lenguaje espiritual, accesible para millones de personas. “También política, sin duda alguna”, añade.
Ecología integral: todo está conectado
Uno de los conceptos centrales de Laudato Si’ es el de ecología integral. No se trata solo de proteger árboles o especies, sino de entender cómo los sistemas naturales se relacionan con los sociales. “Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales”, afirmó Francisco.
La encíclica exhorta a restablecer cuatro equilibrios ecológicos: interno, espiritual, con la naturaleza y con otros seres humanos. Este enfoque holístico ha sido adoptado por diversas instituciones educativas y movimientos sociales, inspirados por la visión de Francisco.
El abogado ambientalista Mariano Castro resalta cómo el Papa también apeló al derecho internacional como herramienta para lograr justicia ambiental. Habló de la necesidad de cooperación entre los Estados, acceso a información y participación ciudadana.
Laudato Si’ y más allá
En 2023, el Papa publicó Laudate Deum, una exhortación apostólica que amplía Laudato Si’ y aborda con mayor urgencia la crisis climática. “Con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando”, escribió.
Este llamado se sintió particularmente en América Latina, una región que, según Farah Quijano, ha sido clave para el desarrollo del pensamiento ambiental desde los años 70. Francisco, nacido en Buenos Aires, llevó esa sensibilidad al centro del Vaticano.
Andrés Nápoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina, sostiene que el Papa fue un “contrapeso” en un mundo donde el negacionismo climático avanza. “No sé si será fácil encontrar otra mirada de este tipo”, reflexiona.
Impacto regional y legado
Francisco no solo inspiró acciones dentro de la Iglesia. Fue invitado al lanzamiento de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la ONU. También influyó en la adhesión de países como Argentina al Acuerdo de Escazú, gracias al impulso del movimiento Laudato Si’.
En Perú, ese mismo movimiento acompañó causas emblemáticas, como el caso de los defensores ambientales asesinados en Ucayali en 2014. Castro destaca que, aunque hubo condenas, la justicia ha sido lenta e incompleta.
Su legado se extiende también al ámbito educativo. La Universidad Javeriana de Colombia, por ejemplo, transversaliza sus decisiones institucionales con los principios de Laudato Si’, y ha sido reconocida por sus prácticas sostenibles.
Una voz para la Amazonía
“Puso a los pueblos indígenas y a la Amazonía en el centro de atención”, afirma Castro. Su insistencia en visibilizar los impactos de la minería ilegal y del abandono estatal fue un acto político y pastoral.
Sin embargo, el propio Castro reconoce que la situación en la región no ha mejorado sustancialmente. “Por supuesto no está mejor la situación ni para los defensores ambientales ni para los pueblos indígenas porque no dependen del Papa”, concluye.
El legado de Francisco
El 21 de abril de 2025, el papa Francisco falleció en el Vaticano tras doce años al frente de la Iglesia Católica. Dejó como herencia una Iglesia más sensible al sufrimiento del planeta y de sus pueblos.
Su voz resonó desde los altares hasta las cumbres climáticas, pasando por la selva peruana. Francisco no solo habló del cielo: caminó la tierra con conciencia y urgencia, recordándonos que cuidar el planeta no es solo una opción, sino un deber moral.
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