miércoles 26, marzo 2025

El cacao más antiguo del mundo: Hallazgo peruano se presentó en Chocoa 2025

El arqueólogo peruano Quirino Olivera presentó en Ámsterdam los hallazgos de la Huaca Montegrande, en Jaén, Cajamarca, que revelan la domesticación del cacao en la Amazonía peruana hace más de 5300 años.

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Más de 8000 consumidores, chocolateros y empresarios se reunieron en Ámsterdam, Países Bajos, para ser parte de Chocoa 2025, uno de los eventos más prestigiosos del mundo dedicado al cacao sostenible. En medio de las catas, charlas y negociaciones, una presentación destacó por su capacidad de transportar al público miles de años atrás, a la Amazonía. En el estrado, el arqueólogo Quirino Olivera, director de Huaca Montegrande, compartía un hallazgo que reescribió la historia de este fruto ancestral: las evidencias más antiguas del Theobroma cacao, encontradas en Jaén, Cajamarca.

Fue así como Chocoa, evento que cada año reúne a especialistas de toda la cadena de valor del cacao, se convirtió por un momento en un espacio de reflexión histórica. Por primera vez, los asistentes escuchaban con atención una exposición sobre el origen, la domesticación y el uso del Theobroma cacao. Con una antigüedad de 5300 años, este descubrimiento realizado en el templo arqueológico de Huaca Montegrande desafió las teorías previas sobre el origen del cacao que lo situaban en Mesoamérica y subrayó la importancia de la Amazonía en el desarrollo cultural y económico de las primeras sociedades de la región.

Con cada sorbo y mordisco de chocolate, y en cada conversación que surgía a su alrededor, la audiencia comenzó a entender que la historia del cacao, ese fruto tan preciado y codiciado hoy en día, data de mucho antes, con registros en las culturas precolombinas del norte de Perú y el sur de Ecuador. En total, se realizaron tres presentaciones dirigidas a todo tipo de público, seguidas de la proyección del cortometraje ‘El Origen del Cacao’, que abordó los hallazgos en la Amazonía peruana. Inforegión conversó con Quirino Olivera para conocer más sobre esta experiencia.

Quirino Olivera. (Foto: Heinz Plenge)

El largo camino hacia los hallazgos del cacao más antiguo del mundo

Retrocedamos, como lo hizo el público de Chocoa, a 1978, mucho antes de que las investigaciones arqueológicas comenzaran en la Huaca Montegrande. En aquel entonces, una iglesia católica se erigía en la cima del montículo, construida por la comunidad local. Pero su existencia fue corta. Según los relatos de los ancianos de la zona, los bebés que eran llevados allí caían gravemente enfermos por lo que se conocía como «el mal del susto». Algunos, trágicamente, no sobrevivían. Este fenómeno misterioso acabó por llevar al abandono del edificio, que con el tiempo fue engullido por la naturaleza, hasta convertirse en un vertedero de basura.

La Huaca Montegrande está ubicada en Jaén, a solo diez minutos de la Plaza de Armas, en la Alta Amazonía del noreste de Perú. Pero antes de que este lugar fuera reconocido como tal, sucedieron otros eventos importantes. En 2004, Quirino conoció al arqueólogo Francisco Valdez, quien compartió con él sus investigaciones en Palanda, Ecuador. Este encuentro les abrió la puerta a un proyecto binacional entre ambos países. Al año siguiente, gracias al profesor Ulises Gamonal, el arqueólogo tuvo acceso a artefactos de piedra y cerámica de la zona, protegidas en el museo de Jaén.

Con el tiempo, y con el apoyo financiero de la Comunidad Andina, se logró que la Huaca Montegrande fuera declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Solo entonces fue posible solicitar una autorización para realizar investigaciones arqueológicas. En 2010, Quirino y su equipo se encontraban listos para adentrarse en la historia de la Huaca, decididos a desvelar sus secretos. No fue una tarea sencilla. Antes de comenzar, tuvieron que retirar toneladas de basura esparcidas por el sitio y remover los restos de los cimientos de la iglesia católica que aún permanecían allí.

Pero lo que para muchos habría sido solo una excavación, para Olivera y su equipo fue un acto de profundo respeto hacia la tierra. Antes de dar el primer paso en la exploración, celebraron una ceremonia ancestral: la Ofrenda a la Pachamama. Con el corazón lleno de gratitud, pidieron permiso para adentrarse en sus entrañas, buscando su bendición y protección para lo que estaban a punto de descubrir. Era un acto simbólico, un recordatorio de la conexión entre el pasado, la tierra y quienes la habitan.

Durante 15 años, los esfuerzos de Olivera y su equipo transformaron a Montegrande en uno de los hallazgos más relevantes para la arqueología mundial. Con cada capa de tierra que removían, iban desenterrando un pasado que había permanecido oculto por siglos. Fue así como descubrieron que, hace 5500 años, los habitantes de la cultura Marañón construyeron un templo ceremonial en forma de espiral, el sitio arqueológico más antiguo conocido de la Amazonía.

Montegrande: el corazón espiritual del cacao ancestral

La imponente estructura arquitectónica en forma de espiral brindó pistas sobre el origen de la religiosidad en la Amazonía. Fue construida con tierra y rocas traídas de los ríos, símbolos de la fuerza del agua y lo femenino, combinadas con rocas extraídas de los cerros, representación de la fuerza de la montaña y lo masculino.

Según la investigación, la el diseño de la espiral de Montegrande estaría vinculado a la constelación de Orión y, al desarrollarse en sentido antihorario, es decir de adentro hacia afuera, simbolizaría el camino que el alma recorre hacia la otra vida después de la muerte. En este escenario, el Theobroma cacao tuvo un papel central.

Durante 15 años, los esfuerzos de Quirino Olivera y su equipo transformaron a Montegrande en uno de los hallazgos más relevantes para la arqueología mundial. (Foto: Huaca Montegrande)

Restos de Theobroma cacao fueron hallados en el interior de piezas cerámicas descubiertas en Montegrande, acompañados de otros restos vegetales. Análisis y pruebas de carbono 14 determinaron que estas muestras datan de aproximadamente 5300 años. Estos resultados fueron publicados en marzo de 2024 en la revista Scientific Reports, en un artículo en el que participaron un equipo de 23 científicos de diversas partes del mundo, entre ellos Quirino Olivera y Francisco Valdez (Ecuador). El estudio analizó residuos hallados en cerámicas precolombinas de Perú y otros países y confirmó que el origen y domesticación del cacao tuvo lugar en Sudamérica.

«El cacao Theobroma se originó en la Amazonia y, por lo tanto, su presencia a lo largo de la costa del Pacífico revela interacciones pasadas entre los pueblos amazónicos y sus vecinos del oeste a lo largo de la costa», señala el estudio. «Estos resultados han demostrado la historia compleja y temprana de la domesticación del cacao y sugieren que estuvo vinculada a patrones de comercio e intercambio a larga distancia que comenzaron al menos a mediados del Holoceno», añade.

Quirino agrega: “Se creía que en la Amazonía no había arquitectura monumental ni un desarrollo cultural relevante, como en la sierra y costa de Perú, pero eso ha cambiado”. Esta reflexión la compartió durante su exposición en Chocoa 2025, y también en el prestigioso Salón del Chocolate, realizado en París, Francia, en noviembre de 2024.

El arqueólogo también comparte con Inforegión que, después de la publicación del artículo, entre julio y octubre de 2024, se hallaron esculturas de mazorcas y semillas de cacao talladas en roca, lo que reafirma el rol de este fruto ancestral. «¿Pero cómo sabemos que aquí vivieron los primeros guardianes del cacao?», se pregunta Olivera. La respuesta estaba a 5.30 metros bajo tierra, en el lado norte de la excavación, donde, junto a estas esculturas, se descubrió la cabeza esculpida de un jaguar y la mandíbula de una llama, probablemente traída desde los Andes para ser ofrendada junto al cacao.

Aunque estos hallazgos aún están en proceso de análisis, todo apunta a que el cacao formaba parte de rituales ceremoniales. De acuerdo con las investigaciones, dentro de la cultura Marañón el jaguar era considerado el espíritu protector del árbol del cacao, una deidad capaz de transitar entre el mundo espiritual y el terrenal. Esto refuerza la idea de que el cacao no era solo un cultivo, sino un elemento sagrado, profundamente ligado a creencias chamánicas y rituales sagrados.

Montegrande en Chocoa 2025: el cacao como legado cultural

Durante su presentación, Quirino también proyectó el documental ‘El Origen del Cacao’, que incluye imágenes inéditas de las excavaciones y testimonios de las comunidades locales. Su participación en Chocoa 2025 fue posible gracias al respaldo de Swisscontact, SIPPO, APPCacao y Promperú, entidades comprometidas con la promoción del cacao peruano en el mercado internacional.

El evento también se convirtió en un espacio clave para fortalecer redes comerciales y académicas. Especialistas en cacao sostenible y compradores internacionales mostraron un gran interés en el potencial del cacao peruano, especialmente aquel vinculado a narrativas culturales y sostenibles. Olivera comentó a Inforegión que, sorprendentemente, para muchos asistentes que han dedicado gran parte de su vida al chocolate, era la primera vez que veían un árbol de cacao y, aún más, que conocían evidencia científica sobre sus orígenes.

Durante su presentación, Olivera también proyectó el documental ‘El Origen del Cacao’, que incluye imágenes inéditas de las excavaciones y testimonios de comunidades locales. (Foto: Cortesía de Quirino Olivera)

Próximas excavaciones: el misterio de la tumba central

Pero los increíbles hallazgos en Montegrande están lejos de concluir. Para 2025, el equipo de Olivera tiene previsto desmontar los dos anillos centrales de la espiral con el objetivo de desenterrar lo que se cree es la tumba de un líder religioso de alta jerarquía.

«Este año excavaremos la tumba del personaje de la más alta jerarquía religiosa del templo, enterrado en el centro de la espiral. Y sin duda, eso estará acompañado de las evidencias del cacao más antiguo del mundo. Ya hemos encontrado algunas evidencias en los niveles superiores y estamos seguros de que en el contexto de la tumba hallaremos más”, explica Olivera.

Para llevar a cabo estas investigaciones, cuentan con el apoyo del Plan Binacional Perú-Ecuador, que financiará la continuación del proyecto. Además, han firmado un convenio con APPCacao para impulsar la restauración de la genética de estos árboles ancestrales y la protección de los árboles antiguos, un componente nuevo de las investigaciones de Montegrande que se busca convertir en una futura marca Perú.

El origen del cacao inspira un programa de conservación ancestral

Además de reescribir la historia del cacao, estos hallazgos también han abierto el camino para un esfuerzo colectivo que busca protegerlo. En esta zona del Alto Mayo, donde los agricultores aún conservan en sus chacras árboles de cacao que han sido cuidados por generaciones, ha nacido un programa de conservación que conecta el pasado con el presente. Su objetivo es preservar estos árboles centenarios, herederos directos de la historia viva de este fruto amazónico, y al mismo tiempo, recuperar el equilibrio natural del territorio.

Como parte de este programa, se ha decidido comprar únicamente el cacao proveniente de estos árboles antiguos, en donde se garantiza a los productores un precio justo por cada cosecha. Esta producción sigue los saberes heredados de los abuelos, respetando los ciclos lunares y otros conocimientos ancestrales. Con este cacao, procesado de manera artesanal, se elabora un chocolate especial llamado MONTEGRANDE, Cacao Amazónico Fino de Origen, un producto que lleva el sabor de la Amazonía, su memoria y su cultura. Este chocolate es ofrecido a los viajeros que llegan a conocer la huaca, invitándolos a saborear un pedazo de historia.

La visión detrás de todo este esfuerzo es convertir a la Huaca Montegrande en un Santuario del Cacao, un espacio donde los visitantes puedan iniciar un recorrido que los lleve desde el origen más antiguo conocido del cacao hasta las fincas donde sobreviven árboles centenarios. Una iniciativa que beneficia tanto a los agricultores como a las comunidades Awajún y a las familias que habitan en los alrededores de la huaca. Conservar el cacao es, también, honrar la historia y el vínculo profundo entre las personas, el territorio y el bosque.

Implicancias para la cultura y sostenibilidad del cacao peruano

A medida que se desentierran vestigios de una historia milenaria, la conexión entre el cacao y sus orígenes ancestrales obtiene mayor fuerza, una donde se va revelando un vínculo profundo con las comunidades amazónicas. Este descubrimiento tiene el potencial de revalorizar las prácticas agrícolas tradicionales y de impulsar un redescubrimiento de la identidad cultural, que en muchos casos había permanecido oculta con el paso del tiempo.

Este descubrimiento tiene el potencial de revalorizar las prácticas agrícolas tradicionales y de impulsar un redescubrimiento de la identidad cultural. (Foto: Marina García)

Olivera, quien ha dedicado años a la excavación, transmite con este medio el poderoso mensaje que le inspira este árbol ancestral. «Para mí el árbol del cacao es el último mensajero para salvar la Amazonía. Siento de todo corazón eso. El cacao aparece ahora diciéndonos: mira, con esto puedes restaurar la naturaleza, puedes proteger a las especies, puedes salvar la Amazonía que se está destruyendo cada día», reflexiona, con la convicción de quien ha encontrado en el pasado una oportunidad para preservar el futuro.

 

*Te invitamos a conocer más sobre el trabajo de Huaca Montegrande aquí.

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